Lunes 27 de mayo de 2019, p. 6
El Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) obtuvo aproximadamente 28.5 millones de pesos en la histórica subasta de camionetas, jeeps y autos de lujo, algunos blindados o clásicos, que realizó ayer en la explanada de la otrora residencia presidencial.
La cifra de lo recaudado es preliminar, pues será hasta hoy cuando el Ejecutivo federal informe cuánto dinero se consiguió para los municipios de Santos Reyes Yucuná y Santa María Zaniza, ambos en Oaxaca, cuya población vive en la pobreza y marginación, informó Ricardo Rodríguez Vargas, director del SAE.
Esta es una subasta histórica por el lugar donde se realiza y porque es la primera para devolverle al pueblo lo robado
. Aclaró que el dinero no se dará a los gobiernos municipales, pero todavía se analiza el mecanismo para asignarlo a caminos rurales, hospitales y escuelas, lo cual dependerá de la transformación del SAE al Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, sujeto a la aprobación en el Senado de la Ley de Extensión de Dominio.
Para este proceso se inscribieron 800 compradores –número inédito en las subastas mensuales del SAE y que rebasó a los 650 que hubo en la base militar de Santa Lucía–, pero la concurrencia creció con decenas de familias que visitaban el Complejo Cultural Los Pinos.
El precio de salida por las 82 unidades ascendió a 28 millones 205 mil 300 pesos, por lo que el SAE obtuvo un punto porcentual más que lo previsto, aunque hubo 17 vehículos que no se vendieron, en su mayoría camionetas Suburban blindadas del extinto Estado Mayor Presidencial y de la antigua Procuraduría General de la República, que según trascendió, tampoco pudieron ser comercializadas en Santa Lucía y cuyo precio en conjunto fue de 11 millones 335 mil 900 pesos.
¿Quién da más?
Ningún postor, muchos de ellos dueños de lotes de autos usados con experiencia en subastas del SAE, ni compradores primerizos quiso pujar por ellos. En cambio, en segundos, los vehículos deportivos, jeeps e incluso tres vochos alcanzaron el doble o hasta el triple de su valor inicial de venta, pues los interesados, al no dejar de levantar sus paletas para mantenerse en la competencia ocasionaron, por ejemplo, que un Mustang 1965 pasara de 128 mil a 460 mil pesos y un Porsche de 230 mil a 600 mil pesos.
El vehículo más barato de la subasta fue un Volkswagen 1990, que empezó con un precio de 10 mil pesos y terminó por venderse en 65 mil. El más caro fue una camioneta Ford Shelby F150, año 2016, por el que se pedía un millón 216 mil 800 pesos, pero por la que se pagó un millón 900 mil tras una intensa puja que además del ¡¡¡Eeeehh!!!
que emiten los llamados ringman, los auxiliares de los subastadores para identificar a los compradores, se llenó de gritos de emoción y aplausos de los concurrentes.
Por el Lamborghini Murciélago, modelo 2007, cotizado en un millón 472 mil pesos, fue adquirido en un millón 775 mil por Roberto López, un comerciante de autos usados de Michoacán, quien dijo que invertirá dos años en arreglarlo.
Muchos salieron decepcionados al no poder comprar nada. Autos de igual marca, más nuevos, en perfectas condiciones y con todo en regla se consiguen más baratos en el mercado
, comentó una mujer de Cuernavaca que asistió a la puja atraída por un Smart Cabriolet Fortwo, que de 46 mil 700 pesos se vendió en 140 mil.
Los lotes de vehículos estacionados en Los Pinos fueron motivo de sorpresa y para hacerse las selfies por muchos niños que visitaban esa parte del Bosque de Chapultepec. La misma subasta, que duró casi tres horas resultó un espectáculo adicional para los paseantes, que junto con los parientes de los compradores y sin importar estar bajo los rayos del sol, pudieron presenciarla detrás de las vallas que cercaban la carpa donde se llevó a cabo, o bien en los prados aledaños e incluso trepados desde el puente peatonal de avenida Constituyentes.
También se exhibieron dos camionetas antimotines y una ambulancia donadas por el gobierno de Jordania y que se destinarán a la Guardia Nacional, pero que contrastaban con varios de los 50 vehículos incautados, más otros abandonados o cedidos por diversas dependencias que lucían viejos, sucios, con vidrios rotos, facias dañadas e incluso con letreros de que no tenían llaves.
Hasta había autos decomisados a Ficrea, la sociedad financiera que defraudó a 6 mil ahorradores en 2014, como un Fiat 2015 que se vendió en 302 mil 500 pesos.