l filosofo francés Jacques Derrida aconseja aprender a vivir con los muertos, con los espectros, porque son esos otros visitantes inesperados del pasado e incluso los que no han llegado y llegan a diario –en nuestro caso– a lo largo y ancho de toda la República. La violencia desatada cubierta por los acontecimientos políticos y sociales.
La ‘‘existencia” de los espectros se da en un tiempo out of joint (en el sentido hamletiano del tiempo fuera de sus goznes) semejante a lo que acontece con los sueños, que a decir de Freud, no corren paralelos al tiempo lineal. Parte de nuestra existencia cotidiana, en el sueño, correría out of joint, acogería a cuanto visitante inesperado acudiese al encuentro del sueño.
Ese out of joint del tiempo nos compete, nos pertenece, nos atraviesa, en tanto somos, en palabras de Heidegger, seres para la muerte. No podemos seguir negando la ‘‘presencia en ausencia” de los espectros después de discursos como los de Freud y Derrida. El tiempo es también ese ‘‘otro tiempo”, el tiempo out of joint que convoca al espectro.
Y al hablar de espectros, la alusión a la herencia y al legado se hacen perentorios. Pero, ¿cuál es en realidad el legado de los espectros?
Me parece que el legado atraviesa por ese discurso inconsciente desde donde el ‘‘gesto” del espectro retorna una y otra vez. Si pensamos por un momento en el despliegue fantasmático que tiene lugar en el proceso sicoanalítico cuando se cede la palabra al discurso del ‘‘otro” y la comprensión se abre dando paso a la simbolización y a la elaboración, se hará aún más evidente la necesidad de escuchar esas voces que siguen teniendo un efecto en el discurrir de la vida.
En palabras de Cristina de Peretti (espectrografías):
‘‘La visitación, frecuentación imprevisible e intempestiva del otro, del espectro reclama (siguiendo a Derrida) una hospitalidad incondicional, infinita, desmesurada que, de ser posible, sólo puede tener lugar más allá de cualquier pacto y de cualquier intercambio, es decir, también más allá del derecho y del deber, más allá de la moral y de la política”.
De ser así, deberíamos intentar escuchar los espectros de Marx desde ese lugar, que va más allá del discurso político tan denostado en nuestros días.