uenos Aires. Perseguida por la mafia judicial, despojada de sus bienes, satanizada en las redes antisociales y medios de comunicación, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) volvió a sacudir el escenario político argentino. Veamos:
Jueves 9 de mayo. Presentación de su libro Sinceramente en la Feria Internacional (seis ediciones, 300 mil ejemplares vendidos en 15 días), frente a una multitud que luego de esperarla horas bajo la lluvia, la oyó disertar con voz didáctica, esperanzadora, nada hiperbólica y poco neutral (creo que para neutrales están los suizos
, aclaró).
Martes 14 de mayo. Protagonista central de un encuentro celebrado en la sede del Partido Justicialista, con destacados dirigentes y gobernadores provinciales. Lugar que llevaba 10 años sin visitar, y ocasión en que recordó lo dicho por Néstor Kirchner: Cuando nos dicen kirchneristas es porque nos quieren bajar el precio; porque nosotros somos peronistas
(leáse: entre kirchnerismo y peronismo no hay contradicción).
Sábado 18 de mayo. Lanzamiento del binomio presidencial Alberto Fernández-Cristina Fernández
, frente a los comicios generales de octubre venidero. Una decisión que CFK anunció tres días antes del inicio del juicio oral por la obra pública en la provincia de Santa Cruz, quitándole impacto político al show judicial (plagado de irregularidades) contra dirigentes de su gobierno y ella en particular.
Durante varias horas, los videntes de la democracia algorítimica
y de la izquierda previsible, callaron. Fuentes cercanas a Mauricio Macri, por ejemplo, aseguran que preguntó si hay precedente de que un candidato a vicepresidente nombre a su candidato presidencial. Mientras los otros, descolocados, continúan buscando en la Wiki ejemplos de fórmulas presidenciales, sin previa mediación de una sola encuesta.
El politólogo de Página 12 Edgardo Mocca observó que el acontecimiento producido por Cristina no tiene un significado estrictamente electoral. Tiene un alcance de época porque apunta a la creación de condiciones para un futuro gobierno popular
(19/5).
Ahora bien: para saber quién es Alberto Fernández (AF, 1959), es importante recordar lo que fue. O sea, el armador
del tinglado protokirchnerista
(1998, grupo Calafate, cuando el país se hallaba en una situación tanto o más difícil que la actual), a más de jefe de gabinete de Néstor (2003-07) y de Cristina, hasta que renunció en 2008.
Profesor y docente de derecho penal y procesal de la Universidad de Buenos Aires, AF asegura en su libro Políticamente incorrecto (2011) que Kirchner no sólo era su amigo, sino su jefe político.
Sin embargo, AF no acompañó a Cristina en la crisis del campo, ni mostró entusiasmo con la ley de servicios de comunicación audiovisual (o ley de medios). Pero en todo caso, en 2018 AF acuñó la frase sin ella no se puede y sólo con ella no alcanza
.
En suma, la elección de AF por Cristina parece la adecuada para renegociar la deuda con el FMI, y volver a soñar con un país ordenado y económicamente saneado como el que heredó Mauricio Macri.
El analista Mocca sostiene que la nueva fórmula fue un disparo potente contra la forma en que los grandes actores del campo comunicativo establecieron la lucha política, una forma cerrada a la experiencia y el diálogo, y replegada sobre el odio, la mentira, el agravio y la desunión
.
Claro que antes habrá que ganar las elecciones. Y en lo posible, tener a raya a los enemigos regionales del llamado populismo
.
Desde Dallas, donde recibió un premio a la personalidad del año
de la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos, el presidente Jair Bolsonaro dijo compartir su preocupación frente a la posibilidad de que otro gobierno de CFK, transforme a la Argentina en una nueva Venezuela
. Dijo la bestia brasileña, luego de posar en una foto junto a George W. Bush: Si a Macri no le está yendo bien, paciencia. Luche para mejorar. O voten por alguien de su línea. Pero lo que no puede ser es que vuelva Cristina
.