Con más tinte de conflicto geopolítico que económico, el quiebre entre Huawei y Google no es un tema menor, manifestó Ernesto Piedras, director general de The Competitive Intelligence Unit (CIU). De concretarse, no sólo afectará a los usuarios para usar las aplicaciones más cotidianas. A largo plazo también cercaría el uso de servicios bancarios y transacciones electrónicas, advirtió.

En México hay 10.1 millones de equipos Huawei, cifra que representa 9.5 por ciento de todos los aparatos que existen en el país, asegura CIU, consultora en telecomunicaciones.

Esos usuarios, al igual que todos aquellos que se encuentran fuera de China –de donde es la compañía–, podrían ver inservible su inversión a mediano plazo.

Más que un tema meramente económico, es de geopolítica que está cayendo en el rubro de las tecnologías de la información. Se tomó a Huawei como el estandarte (...) porque es muy vistoso, porque finalmente es el segundo proveedor de motores inteligentes en el mundo y además es muy importante su provisión de redes. Es una empresa tecnológicamente muy poderosa, expuso Piedras en entrevista.

Datos de ventas así lo respaldan. El año pasado el saldo fue de 200 millones de teléfonos, con lo cual superó a la estadunidense Apple. En México, Huawei fue al alza también durante 2018, mientras Samsung y Apple perdían terreno.

Además, es el principal proveedor de infraestructura para 5G, la tecnología más avanzada en Internet.

Con un plazo de 90 días para seguir operaciones normales entre las firmas estadunidenses y Huawei, se da tiempo para que China responda. Incluso, se ha especulado que la empresa asiática podría generar un sistema operativo autónomo para blindarse frente a las medidas del gobierno de Donald Trump, pero esto tampoco es tan sencillo, según Piedras.

Si se aplica esto que fue anunciado, diríamos que no hay precedente. Sería un golpe casi letal, que prácticamente no va a tener freno ni reversa, porque para que tengas un sistema autónomo tiene que tener interoperabilidad con métodos de pago con tiendas. Si toda esta presión del gobierno de Estados Unidos se transfiere a medios de pago, se excluye de estas capacidades a la tecnológica, expuso.

Además de las afectaciones al intercambio financiero también se verán en otros servicios, como los de transporte. Por ejemplo, Uber y aplicaciones similares, que tienen un sistema de mapeo propio, pero también funcionan con la geolocalización que provee Google.

Ernesto Piedras añadió que hay una clara afectación a la marca, pero también a los usuarios, por lo que podría venirse una temporada de problemas legales con los consumidores.