Más de 310 hectáreas de pastizales y matorrales fueron consumidas por un incendio que se inició la noche del sábado en el paraje El Pino, ejido San Juan de la Vaquería, en Saltillo, Coahuila. De acuerdo con el comisariado ejidal, el fuego habría sido causado por una fogata que dejaron motociclistas que acamparon al mediodía.

Un helicóptero del gobierno de Coahuila voló la mañana de ayer sobre el área afectada y el combate al fuego se reanudó a las siete de la mañana para terminar a las seis de la tarde.

En los trabajos participan 27 brigadistas del municipio de Saltillo, 12 de la Comisión Nacional Forestal y 10 de la Secretaría del Medio Ambiente del estado, seis bomberos, cinco de la asociación civil Protección de la Fauna Mexicana (Profauna), 25 voluntarios y 18 elementos del Ejército Mexicano.

La mayor parte de la vegetación afectada son matorrales y árboles adultos. Las labores se han complicado por fuertes ráfagas de viento y las altas temperaturas, informó el gobierno de Coahuila.

En Michoacán, los alrededores del manantial La Mintzinta, en Morelia, continúan siendo destruidos a pesar de ser una zona protegida. Hace apenas tres días unas ocho hectáreas de arbustos y pastizales fueron destruidas por las llamas. Los vecinos aseguran que el incendio fue provocado.

Señalaron que los mismos ejidatarios mandan gente encapuchada a prender fuego con el propósito de crear áreas de cultivo o fraccionar para la venta de lotes.

Roberto Lindig, integrante del Centro de Investigaciones en Ecosistemas del campus de la Universidad Nacional Autónoma de México en Morelia, ha informado que en la zona de La Mintzinta hay unas 60 especies de plantas y es hábitat de al menos seis endémicas de peces.

Antes había más, pero con los años el manantial y sus humedales han sufrido degradación debido en parte al crecimiento de la mancha urbana y al uso agrícola y pecuario que se da a la cuenca donde está el manantial.

Este cuerpo de agua aporta 35 por ciento del agua que consume la capital michoacana; sin embargo, su degradación es constante debido al aumento de asentamientos humanos (más de 4 mil personas viven alrededor del vaso). Además, parte de la laguna ha sido rellenada, recibe descargas residuales de varias colonias y del balneario de Cointzio, así como desechos de la papelera Cepamisa.