Lunes 20 de mayo de 2019, p. a11
Los Ángeles. Luego de ocho años y ocho temporadas, la serie Juego de tronos culminó este domingo tras haber obsesionado a millones de fanáticos en todo el mundo y acumulado récords.
El episodio 73 fue difundido la noche de este domingo en Estados Unidos y debería sellar la suerte de Daenerys Targaryen, Jon Snow, Tyrion Lannister, Sansa y Arya Stark, nombres que ya son parte de la cultura popular.
El fin de esta serie medieval-fantástica exitosa en todo el planeta, que cuenta la historia de familias que pelean por acceder al Trono de Hierro, dejará seguramente un gran vacío en numerosos fanáticos.
Son centenas de miles las personas que colocarán el despertador a la misma hora que el último episodio sea emitido en Estados Unidos para evitar el horror de un spoiler en las redes sociales a la mañana siguiente.
Según un sondeo encargado por The Workforce Institute, unos 27 millones de estadunidenses prevén que mirar este capítulo tendrá consecuencias sobre su jornada laboral del lunes: bajará su productividad, llegarán tarde o simplemente no irán a sus trabajos.
Queremos que a la gente le guste
el episodio final. Es muy importante para nosotros, pasamos 11 años trabajando
en esta serie, señaló a Entertainment Weekly Dan Weiss, creador de GoT
junto a David Benioff.
Sabemos también que hagamos lo que hagamos (...) muchas personas van a detestar incluso la mejor posible de las versiones
, agregó.
La última temporada ya ha sido, en efecto, un motivo de fuertes polémicas.
Las críticas se centran sobre todo en la aceleración del ritmo de la serie del canal HBO, que dio lugar a cambios apresurados y a que algunas escenas cruciales hayan durado apenas unos minutos, algo decepcionante tras tanto tiempo de espera.
Una petición lanzada el sábado en el sitio Change.org para rehacer por completo la octava temporada con actores competentes
ha sido respaldada por casi un millón de firmas.
La temporada ocho tenía la misión de destrabar una increíble maraña de personajes y de intrigas
, escribió, no obstante, el periodista Luke Holland en The Guardian.