Cien ONG solicitan a la Federación desarticular grupos paramilitares, culpables de ataques desde 2016
Sábado 11 de mayo de 2019, p. 25
San Cristóbal De Las Casas, Chis., Unas cien organizaciones civiles de derechos humanos, grupos y colectivos hicieron un llamado al Estado Mexicano a implementar medidas urgentes y efectivas para proteger a pobladores de las comunidades tzotziles ubicadas en la franja límite de los municipios de Aldama y Chenalhó, enfrentados por 60 hectáreas.
En una carta dada a conocer después del asesinato del síndico de Aldama, Ignacio Pérez Girón –cuyo cadáver fue encontrado el pasado lunes–, expresaron preocupación por el incremento de la violencia en los Altos, lo que pone en riesgo la vida de integrantes de las comunidades de los pueblos originarios.
Aseguraron que la población vive con temor ante el actuar de grupos civiles armados (paramilitares), que provocan desplazamientos forzados, desapariciones y asesinatos en la región.
Manifestaron que desde febrero de 2018, Aldama vive una crisis humanitaria, pues las comunidades de Tabak, Koko’, San Pedro Cotsilnam, Stselej Potop, Xchuchte y Puente son víctimas de ataques con armas de paramilitares del ejido Manuel Utrilla, municipio de Chenalhó, responsables del desplazamiento forzado de 2 mil 36 personas.
Expresaron que hay amenazas contra representantes comunitarios que han denunciado la omisión de las autoridades del gobierno mexicano, y el 28 de marzo de 2018 hubo un ataque contra el entonces alcalde de Aldama, Marcelino Patishtán de la Cruz, en el tramo carretero Tzajaltetik, municipio de Chamula.
Afirmaron que en este escenario, enrarecido por la desaparición y asesinato de Ignacio Pérez Girón, el Estado Mexicano no ha implementado medidas suficientes para cesar la violencia desbordada en los Altos de Chiapas.
Dijeron que la instalación de las Bases de Operaciones Mixtas en Chalchihuitán y Aldama, consideradas por el gobierno como única solución, son inoperantes y contradictoriamente se desmantelaron de forma unilateral.
Reiteraron que la vida e integridad de las personas están en riesgo, porque las violaciones a derechos humanos son constantes, especialmente contra las mujeres, niñas y niños, cuya vida cotidiana transcurre en un entorno de terror
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