Lucha de Morena en aras de justicia social
n medio de la asfixia política que padecen, los partidos caminan ciegos y sin idea hacia un no-futuro donde la única opción es la muerte con el formato actual, el renacimiento con una propuesta diferente a sus viejas prácticas y una organización que les permita subsistir al embate de Morena, que busca justicia en todos los ámbitos y pone énfasis en la discusión interna para lograrla.
En Morena caben todos, el acuerdo es único: luchar en contra de la injusticia. Empresarios, comerciantes, intelectuales, profesionistas, la clase media, la burocracia. La lucha se dará, primero, por los pobres, ese es el fundamento, pero luego vendrán las luchas por dar a cada quien lo que cada cual merece.
Ninguna otra reivindicación, sólo justicia, que es mucho y que es todo. La oferta por si sola busca atraer a las mayorías para mantener a su partido al mando del gobierno que promete atender los anhelos de ese sector social que ha quedado rezagado del ámbito de lo justo en las pasadas tres décadas, cuando menos.
Ninguna otra organización política sostiene una oferta tan atractiva para los habitantes de un país que ha sufrido desde los más duros autoritarismos hasta las reacciones enloquecidas de quien nunca debió llegar a la Presidencia, pasando desde luego por el mal consejo del los efluvios posteriores a las noches en las que se pierde la sobriedad, o la corrupción desatada.
Para la defensa de todos los males se culpó del desastre a la política, cuando fue la perdida total de la identidad filosófica lo que permitió la destrucción de casi todos los valores sociales, de casi toda la economía, de casi toda la justicia. Ni los partidos tradicionales de derecha ni los de izquierda esquivaron la ola del poder enrarecido.
En este espacio, el 6 de agosto de 2013 hablamos de cómo nació el Pacto por México (el nombre original que consta en el texto que leyó Manuel Camacho unos días después de que se declaró a Enrique Peña presidente electo es: Reconciliación de México: legalidad, mandato popular y bases para un acuerdo nacional) y en el documento se proponía ya, aunque con algún condicionamiento, la idea de juntar al PRI, al PAN y al PRD con la idea que establecía el escrito.
Hoy que los bandos han quedado claros por su quehacer más que por sus ideas, no estaría nada mal que los partidos de aquel pacto
se unieran para crear una organización de derecha en la que cupieran los que sin recato ideológico pensaban en construir aquel monstruo de poder.
El PRI, el PAN y el PRD, unos más que otros, viven una agonía a la vista de todos. Bajo sus actuales formas han cancelado su futuro, y para decirlo con claridad: las cúpulas partidistas de esas organizaciones se llevan bien, se entienden bien, se conocen bien, y parece que piensan igual. Por eso, ¿qué esperan? Fuera caretas señores.
De pasadita
Rubén Blades, el cantante y político lo diría así: La vida te da sorpresas, sorpresas...
Esto porque el lunes 29 de abril se vio entrar a Palacio Nacional al diputado Héctor Serrano. Su permanencia allí fueron dos horas, de 10 a 12 del día, y los que lo vieron salir aseguran que se le veía feliz.
Hasta donde nos dijeron, Serrano iba con Mario Delgado, líder de los diputados de Morena. Eran los momentos en los que se discutían leyes tan importantes como la de la austeridad y se pensaba en el periodo extraordinario que ya se inició. ¿Con quién y para qué estuvieron esos dos personajes en Palacio Nacional? Se reciben apuestas.