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Pese a estar lastimado, el Gallo Estrada ganó sin dejar dudas
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de abril de 2019, p. 6

Tenía las manos lastimadas desde los primeros asaltos. Cada golpe que asestaba Juan Francisco Gallo Estrada, también era un suplicio. Aun así decidió no dar tregua al tailandés Srisaket Sor Rungvisai para conquistar el campeonato mundial supermosca del CMB. Y no dejó dudas. Gallo Estrada es el nuevo campeón y, para muchos, el mejor libra por libra de la división.

Desde el primer episodio tuvo sorpresas, el tailandés de guardia zurda quiso confundirlo al salir a pelear con una guardia diestra. Estrada había trabajado toda la preparación del combate con peleadores zurdos.

Me sorprendió que peleara con guardia diestra, reconoce Estrada, pero al final terminó por beneficiarme, porque es mi perfil natural y pude pelear con más comodidad.

Nadie se explicaba por qué Rungvisai decidió pelear con guardia cambiada. Durante nueve asaltos, Estrada golpeó con habilidad, cerrando flancos, golpeaba y salía, contragolpeaba, una clase magistral de boxeo, ante un tailandés que no lograba acomodarse para contenerlo.

Nueve episodios peleó así... y cuando quiso volver a su guardia zurda, ya era demasiado tarde. Se equivocaron Rungvisai y su equipo.

Los antecedentes de Rungvisai, quien había derrotado a Estrada hace un año, pusieron alertas al equipo del Gallo. El tailandés firmó con la plataforma DAZN, la empresa que despunta en las transmisiones deportivas en varios países. Eso le hacía temer que los jueces fueran parciales y apoyaran al campeón.

Sabía que tenía todo en contra, dice Estrada; Rungvisai acaba de firmar con DAZN y sabemos que el dinero pesa en el boxeo, por eso tenía que ganar sin dejar dudas.

Hace falta corazón

En el segundo asalto Estrada se lastimó la mano izquierda, en el cuarto episodio, al asestar un golpe recto en la frente del oponente, sintió que se lesionaba la derecha. La alarma se encendió en la esquina del Gallo.

Me duelen mucho las manos, se quejaba ante su entrenador, Alfredo Caballero.

Caballero aconsejó no dar golpes de poder, sino boxearlo para que se reflejara en las tarjetas.

Pero no hizo caso, cuenta Caballero; demostró que para ser campeón también hace falta corazón, y así, siguió pegando aunque le dolía cada golpe.