Viernes 26 de abril de 2019, p. 7
Entre las amenazas que ha lanzado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en sus intentos por frenar la migración, se encuentra la eliminación de la ayuda a tres países de Centroamérica, medida que de concretarse sería contraproducente, señala un reporte de Adriana Beltrán y Adeline Hite, investigadoras de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola).
En su lugar, aseguran, el gobierno estadunidense debería atender los factores estructurales detrás de la desesperación
en Guatemala, Honduras y El Salvador.
Si bien cada migrante tiene un conjunto de razones para dejar su hogar; los problemas estructurales, incluidos el crimen y la violencia, la corrupción y la pobreza, crean las condiciones que obligan a muchos centroamericanos a irse.
La única forma de abordar estos desafíos a gran escala es con estrategias sostenibles a largo plazo que reconozcan las realidades en el terreno y la asistencia de los socios con apoyo político
, exponen las especialistas de Wola.
Explican que el apoyo estadunidense respalda la implementación de una estrategia lanzada con el apoyo bipartidista del Congreso en 2015, para ayudar a abordar los factores que impulsan la migración forzada desde la región.
En años recientes, los miembros del Congreso de Estados Unidos han apoyado esta estrategia integral y –de 2016 a 2019– han asignado más de 2.6 mil millones de dólares en asistencia a Centroamérica.
La administración de Trump ha distribuido lentamente estos recursos y el eliminar este auxilio no ayudará a aliviar la crisis humanitaria en dicha región, pues contribuye a muchos programas que impulsan a que Centroamérica sea más segura y próspera.
Así, las investigadoras advierten que la reducción brusca de la asistencia tendría un efecto dominó y afectaría los esfuerzos de otros donantes para mejorar la vida de los centroamericanos.