Con la posible aprobación del dictamen de reforma a los artículos 3, 31 y 73 constitucionales será muy difícil trascender lo que en este momento tenemos como sistema educativo, porque no sólo se dejan intactas las bases de un modelo formativo individualista y rígido, sino que también se perpetúa una visión profundamente mercantil de la educación, afirmaron investigadores y especialistas en la materia.

En entrevista por separado, Marcelino Guerra, profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, y Teresita Garduño, experta en temas de enseñanza, coincidieron en que será en las escuelas y desde lo local donde se construyan las resistencias y los planteamientos que den alternativas a nuestro sistema educativo, cuya transformación tendrá que gestarse a contracorriente del marco jurídico recién aprobado.

Guerra destacó: lo que se discutirá en San Lázaro es la iniciativa que envió el “Pacto por México renovado –con los partidos perdedores en la contienda electoral pasada–, pues casi fue borrada la propuesta que envió el presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre pasado a la Cámara de Diputados. En el dictamen aprobado en comisiones unidas prácticamente quedaron todos los planteamientos que se hacían en la reforma educativa de 2013”.

Agregó que en la nueva reforma educativa se mantienen no sólo conceptos como los de calidad, ampliados con el de excelencia, sino que también se dejan intactos los modelos de evaluación, que sin ser estar ligados a la permanencia establecen mecanismos rígidos de ingreso, permanencia y reconocimiento.

El dictamen deja sin cambios una visión más que humanista, individualista del derecho a la educación, donde se da a la persona el derecho a exigirla, pero desde una visión que no es de respeto a los derechos sociales a la educación, sostuvo Guerra.

Teresita Garduño, experta en el tema, advirtió que el dictamen sobre la reforma educativa deja sin cambio alguno la herencia de problemas que se gestaron dentro de las escuelas, a los cuales no se da solución con esta nueva iniciativa. Por el contrario, se deja una base aún más rígida porque hay enunciados del nuevo marco normativo que establecen una amplia injerencia en lo que podrá hacer la escuela.

Consideró preocupante no sólo que se deje de lado un verdadero fortalecimiento de las escuelas normales y que sean sus egresados quienes estén frente a las aulas, sino que también se pretenda crear un nuevo organismo evaluador con muchas más competencias que el que sigue vigente, incluso en algunas de ellas actuaría por encima de la propia Secretaría de Educación Pública.