Trump, alarmismo belicista // Magnifica incidente // CNTE en resistencia // Sin recursos para la reforma laboral
la presión para que México se convierta en la tercera frontera de Estados Unidos, con el sur mexicano convertido en zona de retención y devolución de migrantes de Centroamérica y otros países, Donald Trump añadió ayer, con un tuit más tempranero que la mañanera obradorista, un forzado ingrediente de tensión en la frontera norte, al mencionar con su usual tono alarmista un incidente entre soldados mexicanos y estadunidenses que ya había sido reportado días antes en medios del vecino país, sin la estridencia trumpista urgida de exacerbaciones en busca de su segundo periodo presidencial.
Trump parece estar muy contento con su estilo de golpeteo sistemático y eventuales amabilidades efímeras: fuerza al gobierno mexicano a apretar el puño en el sur y, por tanto, suelta algún reconocimiento a la acción sin precedentes de esas acciones contra los migrantes y, al otro día, reprocha que no se hace nada en esa misma materia y que está preparando acciones fuertes para castigar ese desentendimiento mexicano. Lo único que mantiene invariable es el acoso, la amenaza y el insulto, ante un presidente mexicano que sobrelleva al vecino con una notable paciencia geopolítica.
Paciencia también ha sido una palabra clave en el diferendo que han sostenido el gobierno federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. A diferencia de lo que en sus momentos hicieron Enrique Peña Nieto y su secretario para asuntos capitalinos, Miguel Ángel Mancera, los cuales utilizaron de manera recurrente murallas de granaderos y cercos policiacos para enfrentar las movilizaciones de protesta del magisterio disidente, la administración obradorista ha evitado la confrontación física y ha manejado distintas fintas y tretas, de lo cual ya se había hablado en esta columna, al abordar el peculiar caso del memorando presidencial contra la reforma educativa, una señal política a la CNTE que, lamentablemente, implicó una tentativa de violación al ordenamiento constitucional.
La orden de avanzar en el proceso legislativo de derogación de la reforma educativa peñista, y la imposición de la nueva política obradorista en la materia, ha sido considerada por la sección 22 magisterial, eje operativo de la CNTE en este momento, como una traición a la paciente espera de que se cumpliera la promesa del entonces candidato López Obrador respecto a la demolición completa del tinglado armado por Peña Nieto y su comsionado en la Secretaría de Educación Pública, Aurelio Nuño.
A juicio de la CNTE, López Obrador y sus ejecutores y aliados dieron un madruguete legislativo que, a fin de cuentas (y a reserva de los ajustes que en estas horas se hubieran hecho en la Cámara de Diputados y los que se podrían hacer en el Senado) significará el mantenimiento de la impugnada reforma peñista en una alta proporción y, en especial, en temas críticos como las formas de asignación de las plazas magisteriales y en el sistema de pago de sueldos y prestaciones a los trabajadores de la educación.
A la hora de cerrar la presente columna continuaba la asamblea plenaria de los profesores oaxaqueños de la citada sección 22. En principio, se ha delineado una ruta de resistencia que implicaría un paro nacional de labores, protestas en la Ciudad de México los próximos 1 y 2 y el seguimiento de actividades públicas de AMLO para expresar ahí el descontento de la persistente organización magisterial.
El plausible giro en materia laboral que el Congreso federal está por aprobar, especialmente a causa de las presiones de Estados Unidos en la materia, tiene una falla de origen muy preocupante: los postulados y transformaciones no tienen provisión presupuestal para empezar a cumplirlos este año y se corre el riesgo de que en los presupuestos federales venideros las dotaciones económicas sean insuficientes. Como siempre: México, país de bellas leyes que suelen no cumplirse. ¡Hasta mañana!
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