Martes 23 de abril de 2019, p. 5
Ya suman mil los migrantes varados en el Puente Nuevo de Matamoros, Tamaulipas –que une a esa ciudad con Brownsville, Texas–, quienes esperan obtener asilo político en Estados Unidos.
El sacerdote Francisco Gallardo, coordinador de la Casa del Migrante de Matamoros, aseguró que los visitantes padecen condiciones insalubres, pues duermen a la intemperie, se bañan en el río Bravo, además que orinan y defecan al aire libre.
El clérigo dio a conocer que el albergue a su cargo, apoyado por la Diócesis de Matamoros, se encuentra a su máxima capacidad ocupado por mexicanos deportados, por lo que no les es posible dar cabida a los migrantes procedentes de otros países que llegan al puente citado con intención de pedir asilo al gobierno de Estados Unidos.
Mientras, la Diócesis de Laredo, Texas, pidió ayuda para obtener un nuevo espacio con el cual apoyar a migrantes, pues los dos albergues con los que cuenta en esa localidad están saturados.
Los casi 200 centroamericanos que permanecían desde el jueves en el albergue Hermanos en el Camino de Ciudad Ixtepec, Oaxaca, reposando antes de reanudar su travesía a la frontera entre México y Estados Unidos, reanudaron ayer su periplo. Los extranjeros subieron, con permiso de personal del Instituto Nacional de Migración, a un tren que los llevaría al estado de Veracruz. Esto causó extrañeza entre pobladores y defensores de derechos humanos, pues desde 2014 –al entrar en vigor el Plan Frontera Sur– los migrantes que pasan por la región ya no utilizan el ferrocarril, sino que avanzan a pie o vía marítima.