En una carta abierta a la comunidad estudiantil de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el rector general, Eduardo Peñalosa Castro, aseguró que la huelga, aunque es una conquista de los trabajadores, en este caso ha traído graves efectos sobre quienes son la razón de ser de la institución: sus alumnos.

Indicó que una vez que concluya la huelga –que cumple 76 días– el Colegio Académico redefinirá cómo se trabajará para recuperar el tiempo que se ha perdido.

Reiteró también que la institución no ofrecerá al sindicato más de lo que ya ha planteado, porque no tenemos más recursos, aunque reconoció que existe un rezago salarial, para el cual la UAM ha hecho propuestas para procurar su solución gradual. Por lo pronto, el rector acordó reunirse con el sindicato el próximo lunes.

Desmiento enfáticamente el rumor de que somos corruptos, y les aseguro que una redistribución salarial no es la solución, dado que tenemos partidas presupuestales definidas y no podríamos modificarlas, destacó en su misiva.

En tanto, en otra carta, medio centenar de profesores de todas las unidades académicas de la UAM hicieron un llamado a la conciliación, en la que consideraron que la posición de la administración no ha facilitado una negociación real.

Pensamos que esto no es una negociación, sino una imposición de un planteamiento que anula la posibilidad de considerar las propuestas del sindicato. Esta actitud de la administración no sólo obstaculiza la resolución del conflicto, sino que orienta a una polarización de la comunidad que en nada contribuye a la vida universitaria, dice la misiva suscrita, entre otros, por los profesores-investigadores Hugo Aboites, Marcia Gutiérrez, Rafael Reygadas, Manuel Outón y Cristina Pizzonia.

Anoche el Comité de Huelga del sindicato analizaba la respuesta que dará al último documento entregado por las autoridades, relacionado con el tema del emplazamiento por violaciones al contrato colectivo de trabajo, pero todo apuntaba a que sería rechazado, pues en la propuesta –se dijo– no hay un mecanismo concreto para terminar con el excesivo personal de confianza ni garantías suficientes para que la autoridad respete el contrato.