Opinión
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México SA

Sector salud, en la lona // Herencias y carencias

C

omo parte de los programas y proyectos de la nueva administración está el reto de mejorar todo el sistema de salud pública en México, porque hay muchos hospitales abandonados, sin medicamentos y sin médicos, pero con corrupción, y voy a terminar con todo eso; la situación del sistema hospitalario del país es muy lamentable; por ello, el gobierno federalizará el sistema de salud (AMLO dixit).

Pues bien, para la nueva administración la herencia en ese renglón prioritario para los mexicanos resulta verdaderamente lamentable, porque prácticamente nada se hizo en el sexenio anterior para mejorar el perfil del sector público de salud.

El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas analizó los resultados y recursos destinados por la Federación (Ramo 12, salud), y de sus conclusiones se toman los siguientes pasajes: en el periodo 2013-2018 registraron una clara reducción, 4.6 por ciento en promedio anual en términos reales; no obstante, el incumplimiento de los objetivos establecidos en este ámbito no sólo se debe a la escasez de recursos financieros, sino a una serie de deficiencias que tiene el sistema mexicano de salud.

Entre las principales limitantes para la correcta aplicación de los recursos públicos en salud, de acuerdo con lo señalado por diversos organismos internacionales y el propio gobierno federal, se encuentra la fragmentación de los servicios del ramo, de ahí que uno de los objetivos de la pasada administración federal fue avanzar en la construcción de un Sistema Nacional de Salud Universal bajo la rectoría de la Secretaría de Salud, aunque este objetivo tampoco se concretó.

Siguen coexistiendo varios subgrupos que ofrecen diferentes niveles de atención a distintos grupos de personas (IMSS, Issste, Salud Pública, etcétera), lo cual desemboca en que cada uno de los esquemas de aseguramiento cuente con su propia estructura de gobierno y sólo ofrezca servicio a sus afiliados a través prestadores de servicios independientes, que son financiados mediante esquemas distintos; situación que limita, entre otras cuestiones, la asignación equitativa del derecho humano a la salud.

La falta de un sistema único de salud limita la eficacia y efectividad de las erogaciones federales en la medida en que, al estar fragmentado, se entorpece la aplicación y seguimiento de los recursos, y, por ende, la planeación estratégica del gasto, pues se carece de un sistema único de información en salud, que concentre la información de todas las instituciones. Ello dificulta las acciones de coordinación y entorpece la elaboración de un padrón general de afiliación que permita evitar duplicidades y hasta triplicidades en la derechohabiencia.

Con base en la revisión de algunos de los principales indicadores nacionales en materia de salud, se constata un escaso e incluso nulo avance en el cumplimiento de los objetivos establecidos en este ámbito en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018. En primera instancia, definitivamente no se cumplió con el objetivo relativo a asegurar el acceso a los servicios de salud, el cual implicaba garantizar el acceso a ese derecho a todos los mexicanos.

En 2012, México disponía de 2.4 médicos por cada mil habitantes; para 2018 ese indicador se ubicó en 2.6, en tanto que el número de camas hospitalarias y de consultorios se mantuvo sin cambios desde el primero de los años citados. En el país se dispone de una cama y de 0.7 consultorios por cada mil habitantes. Dichas cifras son nacionales, pues a escala estatal en varios casos la disponibilidad de médicos y camas es aún menor, como en el caso de Chiapas (1.7 médicos y 0.6, respectivamente).

Así, la poca efectividad de los servicios de salud se refleja en la esperanza de vida de los mexicanos, la cual es la más baja de la OCDE, al situarse en 2018 en 75.5 años, en contraste con el promedio de los países miembros, que es de 80.6 años.

Las rebanadas del pastel

Pues nada, que el Batman del periodismo derechista de nueva cuenta hizo show (ahora en Palacio Nacional), porque le urgía recargar su enorme ego.