enómeno pop curioso ha resultado la jovencísima cantante californiana Billie Eilish (nacida en 2001), quien salió a la luz pública en 2016 con el sencillo sin álbum Ocean Eyes (2017), el cual en muy poco tiempo alcanzó las 14 millones de escuchas, luego de que temas previos como Six Feet Under y Fingers Crossed (2016) tuvieran también una atención particular. Y es que a diferencia de lo estridente y barato, estandarizado, de la música popular estadunidense actual, la música de esta rubia, co-escrita y producida por su hermano Finneas O’Connell, retoma elementos de artistas un tanto más comprometidos con la propuesta estética, como Grimes, James Blake, Zola Jesus, Lykke Li o The XX, esto es, una mezcla de electrónica suave y texturosa (con trap en algunos temas), pleno de letras deprimidas, emitidas con una voz delicada, vaporosa.

Lo extraño está en que muy poca música con cierto toque de calidad, logra ser a la vez un producto comercial que impacte a las masas con tal inmediatez. Raro es también que se trate de una música relajada, melancólica, y no estridente, acelerada, sobre-producida, sin asomos de soul ni de reggaetón, como todo lo que ha inundado las bocinas en años recientes. Quizá se deba a que el modelo reciente de R&B pop se exprimió y agotó hasta la náusea (Katy Perry, Rihanna, Miley Cyrus, Ariana Grande). Quizá también se deba a la actitud de Eilish, cuyo personaje (acaso bien calculado por algún aguzado publicista) maneja a una adolescente sombría, desprolija y punketona que no sonríe y es capaz de cantar sobre enfermedades mentales.

Todo ello se asienta aun mejor en el recién estrenado álbum When We All Fall Asleep, Where Do We Go? Ukuleles, guitarras acústicas sutiles entrelazadas con beats digitales minimales; melodías vocales que susurran al oído, con un halo a la vez de ternura, misterio y fragilidad, amén de una portada que al mostrarla entre enloquecida y endemoniada con los ojos en blanco sobre una cama destendida, engancha perfecto con el adolescente que se atormenta en un vaso de agua y se sabe más que especial y vulnerable.

Con todo, aunque el álbum no es malo, musicalmente tampoco es que rompa esquemas ni destile genialidad particular; de hecho puede llegar a aburrir. Sin embargo, el chiste de Eilish como personaje omnipresente del 2019 está en que se trata de un notable cambio de estafeta en cuanto a tendencia sonora, al menos para las más pubertas generaciones: ese momento en que, cierta música que ha permanecido en la zona no masiva, de pronto asciende a las masas, las cuales la oyen como si fuera algo novedoso. Habrá que ver hasta dónde llega la desmedida (y errónea, en realidad) aseveración del ex baterista de Nirvana, Dave Grohl, respecto de que esta chica es el futuro del rock.

Loli Molina, Vetusta Morla, Havoc, Electroacústica, noche Techno, Ankhara, noche negra

Viernes 12. 1. Los madrileños de Vetusta Morla y su pop fresón pero efectivo. Metropólitan (Independencia 90, Centro), 20 horas, $377 a $1000. 2. Para los fans del hardcore rap neoyorquino de los años 90, MC Havoc (ex Mobb Deep) y su fuerza lírica; también: Big Noyd, DJ L.E.S., Lou Fresco y Willie de Ville. Sala (Puebla e Insurgentes), 21 horas, $890. 3. House of Techno. Noche de diyéis pesados: Phonyfake, Fixeer, Gyioh, K_Ozz Herrera, Amaya, Síntoma. Terminal Club Antisocial (Bolívar 20, Centro). 20 horas, entrada libre.

Sábado 13. 1. Proyección del concierto en que la cantante inglesa Beth Gibbons (Portishead) interpreta con la Polish National Radio Symphony Orchestra, la Symphony No. 3, compuesta por Henryk Górecki y dirigida por Krzysztof Penderecki, ambos grandes maestros de la música contemporánea (las piezas completas se pueden oír en el álbum del mismo nombre, en plataformas de escucha digital). Cine Tonalá (Tonalá 261, Roma), 15 horas. 2. Dentro del ciclo Electroacústica del Mundo: Italia. A exponer: música de Diego Ratto, Paolo Pastorino, Alessia Damiani, Marco Marongiu. Curadores: Moisés Cruz y Pedro Castillo. Espacio Sonoro de la Casa del Lago (2ª sección del Bosque de Chapultepec), 13 horas, entrada libre. 3. Babou Diébaté, tocando el kora, hace una extraordinaria fusión entre música tradicional africana y sones jarochos, con toques de blues y reggae; le acompañan Sergio Medrano en contrabajo, Jesús Serna en requinto y Jerónimo Zoe en tabla. Muy recomendable. Foro Arreola de la Casa del Lago (dirección citada), 16:30 horas, acceso libre. 4. Noche Negra: deliciosa música bailadora del África (afro-beat, afro-funk, afro-disco), en selección de vinil a cargo de Hofi Kofi, Felipe Q y Pocz. Selina Bar (Izazaga 8, Centro). 21 horas, $50; después de las 22 horas, $150. 5. Metal progresivo con algo de power metal, desde España, con Ankhara. Multiforo Alicia (Cuauhtémoc 91-A, Roma). 20 horas, $400.

Domingo 14. La hermosa voz de la argentina Loli Molina y su talento en la guitarra acústica. Muy recomendable. El Vicio (Madrid 13, Coyoacán). 19 horas, $ 400 en Boletópolis (https://bit.ly/2D8uMB2). Más conciertos

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