Lunes 8 de abril de 2019, p. 33
La 21 edición de Korrika (carrera), cuyos objetivos son la alfabetización y la euskarrización del pueblo vasco, se llevó a cabo ayer en la Casa Refugio Citlaltépetl, en una versión adaptada a la realidad mexicana.
En el País Vasco, a lo largo de 11 días, los participantes recorren su perímetro de 2 mil 500 kilómetros. Cada kilómetro es comprado
en forma simbólica por alguien y el dinero recabado se destina a la enseñanza del vasco. Aquí, un contingente de 40 personas, entre adultos, jóvenes y niños, partió de la Casa Refugio Citlaltépetl para recorrer las calles de la colonia Condesa. De regreso, el testigo (un palo de madera que sirve de pequeño mástil a la bandera ikurriña) fue entregado a la periodista Blanche Petrich, quien lo llevó a la sede de la actividad.
Para su versión mexicana, la Korrika fue abierta para incluir otras lenguas minorizadas como teneck, catala, tetunaku, tu nu savi, náhuatl y ayuujk.
María Cortina, directora de la Casa Refugio Citlaltépetl, al dar la bienvenida, dijo que hace casi dos años la sede abrió sus vocaciones. Ahora no es sólo una casa preocupada por escritores perseguidos en sus países de origen, sino en tratar de sanar, recordar y reflexionar en torno a las urgencias de este país u otros, como el exilio y la libertad de expresión
. Hizo hincapié en la gran dignidad
de los presentes por mantener la lengua. Esto hay que contagiarlo
, agregó.
Haizea Elizondo, del comité organizador, explicó que en el País Vasco una cooperativa organiza la Korrika, para que los adultos aprendan nuestra lengua, vengan de donde vengan y tengan la experiencia que tengan sobre la lengua
.