n 2018 la Oferta y Demanda total de bienes y servicios en el país totalizaron 33 billones 218 mil 708 millones de pesos, cifra 3.10% superior en términos reales a 2017. Su tasa media de crecimiento anual (TMCA) en el sexenio fue de 3.03% (Gráfico 1).

Del lado de la oferta, este crecimiento fue impulsado, desafortunadamente, por los bienes y servicios importados, que en 2018 aumentaron 6.20%, tres veces más que el PIB (oferta interna) con 1.99%. A lo largo del sexenio 13-18 las importaciones (oferta externa) crecieron al doble (4.86%) que el PIB (2.40%).

Dado el perfil maquilador que define a gran parte de la industria que opera en el país, del lado de la demanda, la externa (exportaciones) es la de mayor crecimiento: 5.75% en 2018 y 5.0% anual en el sexenio.

En 2018, de la oferta total el PIB (interna) representó el 70.9%, y la oferta externa (importaciones) el 29.1% (41.1% del PIB). De la demanda total, el Consumo interno representó el 54.0%, la Inversión fija bruta sólo el 15.7% (22.1% del PIB), y la Exportación el 27.8% (39.2% del PIB).

Lo anterior significa que en México se ha creado un sector externo dinámico ciertamente, pero inhibidor del crecimiento interno, de propiedad y directriz extranjera, y potencialmente vulnerable al proteccionismo (o nacionalismo económico) que persiste en las economías asiáticas y ahora resurge, ni más ni menos que en Estados Unidos y el Reino Unido, los otrora paladines del libre comercio y la libre inversión.

Del consumo total del país (17.942 billones), el privado absorbe el 84.8% y el consumo del gobierno 15.2%. El consumo privado creció 2.2% en 2018 y 2.6% anual en el sexenio, y el gubernamental 1.4% en 2018 y 1.7 anual en el sexenio (Gráfico 2).

Corroborando la prevalencia externa, el consumo privado de bienes y servicios de origen nacional sólo creció 2.1% en 2018 y 2.6% anual en el sexenio, mientras que el consumo de bienes y servicios importados creció 2.7% en 2018 y 4.7% anual en el sexenio. La apertura de fronteras evidentemente no corrigió el desequilibrio externo (déficit) crónico de nuestra economía sino que lo profundizó, y con ello la justificación para endeudarnos, vender los activos públicos y desnacionalizar la economía.

Es por esto, y ante la creciente hostilidad de EU, que es apremiante consolidar políticas que – sin descuidar la exportación – impulsen, protejan y aseguren mercado interno a los productos agropecuarios e industriales del país, y contrarresten la extranjerización de los servicios donde México tiene un potencial enorme. El Tren Maya, por ejemplo, será una buena oportunidad para desarrollar un proyecto integral diferente con servicios nacionales y locales de alto impacto económico y social.

La inversión fija (formación bruta de capital fijo) ascendió en 2018 a 5.205 billones de pesos, apenas 0.59% sobre 2017. Por su origen, la inversión privada creció 0.80% y la inversión pública decreció -0.75% (Gráfico 1).

De sus componentes, en 2018 la inversión en construcción decreció -0.29% y en el sexenio -0.91% anual; y la inversión en maquinaria y equipo para la producción aumentó 1.76% en 2018 y 3.27 anual en el sexenio (Gráfico 3). De esta última, la correspondiente a bienes nacionales cayó -5.01% en 2018, mientras que la de maquinaria y equipo importado creció 6.48%.

En el último sexenio 2013-18 la inversión fija tuvo el peor desempeño de los últimos cuatro con una tasa media de 0.8% anual, donde la inversión privada creció 2.1% al año y la pública decreció -5.73% (Gráfico 4).

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