Domingo 7 de abril de 2019, p. a12
El autor estadunidense Ezra Pound (1885-1972), durante su periplo por Europa, se dedico a la que sería la obra de su vida, Cantos, que ahora publica Sexto Piso, con la traducción de Jan de Jaer y prólogo de Giorgio Agamben Con autorización de la editorial, La Jornada ofrece a sus lectores un fragmento del canto XXXVI
Canto XXXVI
Una dama me pide
Que sea sincero
Ella busca la razón del afecto, a menudo fiero
Que lleva altanero el nombre de Amor
Quien lo niegue pueda oír la verdad
Hablaré pues a los que saben
Sin esperanza de que un bajo corazón
Pueda comprender esta razón
Si no hubiere natural demostración
No tengo deseos de intentar probar
Ni decir dónde se origina
Cuál es su virtud y potencia
Su esencia y hacia dónde nos inclina
O el deleite por el cual es llamada ‘‘amar’’
O si alguno puede ofrecerlo a la mirada.
Donde vive la memoria cobra su forma
Como un diáfano de luz sobre la sombra
Que proviene de Marte y se mantiene
Creada, y con sensato nombre,
Hábito del alma voluntad del cor;
Proviene de una visión que al ser comprendida
Ocupa su lugar y permanece posible en el entendimiento
Dentro del cual no tiene peso ni quietud,
Desciende no por su cualidad sino resplende
En su propio e incesante arte
No en el deleite sino en la conciencia
Ni puede dejar su semblanza en otra parte.
Él no es virtud pero proviene de esa perfección
Que es así postulada no por la razón
Sino que se siente.
Más allá de la salvación, sostiene su fuerza de juicio
Considerando que la intención es par de la razón
Pobre en discernimiento, amiga de la debilidad
A menudo de su poder viene la muerte,
Sea resistido y un contrapeso oscilante.
No porque fuese un opuesto natural, sino solo
Desviado apenas de lo perfecto
Que nadie diga que el amor proviene del azar
O que no ha establecido su autoridad
Sosteniendo su poder aun cuando sea
Que la memoria ya no lo posea.
Él llega a existir cuando la voluntad
Por demasía
Rebasa la medida natural,
Nunca ornado de descanso se mueve mudando color
Para reír o llorar
Contorsionando el rostro de miedo descansa sólo un poco
Pero verás que las más veces frecuenta
A gentes que lo merecen
Y su extraña cualidad moviliza los suspiros
El hombre deseoso percibe ese rastro en su mente
Y con la misma inquietud que despierta la llama.
Los inexpertos no pueden concebir su imagen,
Él mismo no se mueve, atrayendo a todo a su quietud,
Ni se vuelve a procurar su deleite
Ni tampoco procura probarse
Por grande o pequeño que sea
Obtiene semejanza y tono de la naturaleza semejante
Haciendo así más cierto el placer en la apariencia
Ni puede mantenerse oculto en tal cercanía,
Las bellezas son dardos aunque no salvajes
Aleccionado por tal temor el hombre sigue
Al espíritu merecedor que lo penetra.
Ni es conocido por su rostro
Sino que sumido en la blanca luz del todo
Alcanza su meta
Quien lo oye no ve forma alguna
Sino que es conducido por su emanación.
Estando dividido, apartado del color,
Disímil en medio de la oscuridad
Roza la luz, uno movido por el otro,
Estando apartado, apartado de toda falsedad:
Digno de fe,
De él solo proviene la Merced.
Ve, canción, sin duda puedes ir
Adonde te plazca
Pues estás así de razones adornada
Que serán alabadas por los que comprenden,
Y de los otros no querrás verte acompañada.
‘‘Llamados tronos, balascio o topacio’’
Erígena no fue comprendido en sus tiempos
‘‘lo que explica, quizás, la demora en condenarlo’’
Y fueron en busca de maniqueos
Y, por lo que tengo entendido, no encontraron ningún maniqueo
Así que cavaron y condenaron a Escoto Erígena.
‘‘La autoridad proviene de la recta razón, y jamás al revés’’
De ahí la demora en condenarlo
Sto. Tomás de Aquino cabeza abajo en el vacío, Aristóteles, ¿en qué dirección en el vacío?
Sacrum, sacrum inluminatio coitu
Lo Sordels si fo di Mantovana de un castillo llamado Goito.
‘‘¡Cinco castillos!
‘‘¡Cinco castillos!’’ (el rey le dio cinco castillos)
‘‘¡¿Y yo qué carajo sé de tinturas?!’’
Su santidad ha escrito una carta:
‘‘CARLOS (el Sarnoso) de Anjou…
… la forma en que tratas a tus hombres es un escándalo…’’.
Dilectis miles familiaris… castra Montis Odorisii
Montes Sancti Silvestri pallete et pile…