Madrid. María José Carrasco y Ángel Hernández lo hablaron muchas veces y no tenían dudas: en cuanto ella dijera basta, cuando no soportara más la ingesta masiva de medicamentos contra el intenso dolor de su enfermedad, él le suministraría la sustancia con la cual pondría fin a su vida. Y así lo hizo el pasado miércoles, en su propia casa, en la cama que compartieron durante décadas de matrimonio.

Ángel ayudó a morir dignamente a una mujer que padecía esclerosis múltiple desde hacía 30 años. El hombre estuvo detenido 48 horas en esta capital hasta que un juez lo dejó en libertad sin fianza, pero con el cargo de homicidio en el apartado de cooperación necesaria para el suicidio, que en el caso de la legislación española contempla una atenuante para enfermos incurables o crónicos.

Ángel y María José, de 69 y 61 años, respectivamente, recibieron hace 30 años el diagnóstico de la esclerosis múltiple. Las últimas semanas la mujer no podía levantarse de la cama, tenía el cuerpo maltrecho y sufría intensos dolores. Conscientes de que lejos de mejorar, su situación se agravaría, los dos hablaron sobre qué hacer llegado el caso en que ella ya no soportara vivir así.

Su claridad era total y como evidencia dejaron un video que se hizo público horas después de que Ángel se presentó ante las autoridades para informar que acababa de ayudar a morir a su compañera.

En el video se escucha el siguiente diálogo:

Ángel: Lo sabes. Me lo has pedido muchas, muchas veces. Más de las necesarias. Pero claro, yo confiaba en que se iba a aprobar lo de la eutanasia, pero visto lo visto. Hoy es 2 de abril de 2019. ¿Entonces, insistes en que quieres suicidarte?

María José: Sí.

Ángel: Vamos a ver, ¿quieres que lo prepare y que lo hagamos mañana?

María José: Sí.

Ángel: “Bueno, pues no hay nada más que hablar. Yo creo que…”

María José: Cuanto antes será mejor.

En una nueva grabación, hecha el mismo día del deceso, María José ratifica su decisión y se ve cómo él la ayuda a beber el líquido que le provocaría la muerte.

Esta pareja estuvo muy atenta en lo referente a la legalización de la eutanasia, un reclamo añejo de parte de la sociedad española, que vivió con conmoción el primer caso mediático en 1998, cuando el gallego Ramón Sampedro se quitó la vida con ayuda, ya que él estaba postrado en un cama, sin movilidad.

Sampedro dejó documentos y videos sobre el problema de los enfermos crónicos que deciden poner fin al dolor que provoca una enfermedad.

En España la eutanasia se reguló por última vez en 1995, cuando se reformó el Código Penal para incluir la figura de la inducción y la cooperación al suicidio. Su apartado cuatro es el que, según juristas, sería aplicable en el caso de esta pareja: El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números dos y tres de este artículo.

Es decir, que Ángel podría ser condenado a entre seis meses y dos años de cárcel, aunque si no tiene antecedentes penales no tendrá que ir preso. Para la asociación Derecho a Morir Dignamente este caso es inédito, pues no sólo se reconoce el deseo de morir de la persona enferma, sino que quien la asistió confesó la asistencia al suicidio.

Más de 80 por ciento de la población está en favor de despenalizar la eutanasia y el suicidio asistido. Sin embargo, el artículo 143 del Código Penal sigue castigando con penas de prisión. Esto es inaceptable en una sociedad democrática, basada en el respeto a la libertad individual, agregó la asociación.

El presidente del gobierno y candidato del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, acusó a los conservadores Partido Popular y Ciudadanos de haber impedido legislar sobre la eutanasia y se comprometió a actuar al respecto si gana la elección el 28 de abril.