l reportero gráfico Luis Castillo, quien trabajó durante 20 años en El Sol de Cuernavaca, publicó recientemente en las redes una fotografía que testifica la visita que Luis Donaldo Colosio realizó al Instituto Nacional de Salud Pública, en la capital de Morelos. Fue en septiembre de 1992 y el entonces secretario de Desarrollo Social me pidió que lo acompañara, por eso aparezco a su lado al llegar a dicha institución. Que esa visita la hiciera con él tiene su historia.
Conocí a Luis Donaldo por la fotógrafa Daisy Ascher, quien solía reunir en su casa a sus amigos del medio cultural para intercambiar con el legislador y luego líder del PRI, asuntos de interés nacional, y sabiendo que la mayoría no pertenecíamos a dicho partido. Recuerdo una comida muy crítica hacia el gobierno en la que estuvimos Fernando Benítez, José Luis Cuevas, Jaime Sabines, Enrique Florescano y Andrés Henestrosa.
En mi caso, Colosio se interesaba en los trabajos que realizábamos en el Centro de Ecodesarrollo en varias regiones del país. Uno de ellos, sobre los plaguicidas y el daño que ocasionaban, especialmente en los distritos de riego. Por ejemplo, un estudio del Instituto Tecnológico de Sonora, cuando lo dirigía el doctor Óscar Russo, mostró cómo los recién nacidos de madres indígenas yaquis traían en su cuerpo residuos de agroquímicos y al alimentarlos con leche materna trasladaban a través de ella otros más. No pasaba igual con las que no daban el pecho a sus bebés. Le indignaba que las autoridades de comercio, agricultura y salud permitieran esa situación y no se coordinaran para resolverla.
Mal la pasaban también los jornaleros agrícolas internados en los hospitales públicos de Culiacán, Ciudad Obregón o Hermosillo por golpes de calor
. En realidad estaban intoxicados con esas sustancias esparcidas desde avionetas o aplicadas manualmente por los trabajadores sin los equipos de protección requeridos. También padecían sus familias, que los acompañaban desde Oaxaca, Chiapas, Guerrero o Michoacán en busca de sustento.
Como titular de la Secretaría de Desarrollo Social buscó mejorar las condiciones laborales de los migrantes golondrinos y sus familias, pues vivían en barracones carentes de servicios. Y trató con sus colegas de gabinete (como el doctor Jesús Kumate Rodríguez), de coordinar esfuerzos contra los plaguicidas, o el arsénico en el agua que todavía hoy consumen en varios municipios de la Comarca Lagunera. O mejorar los hidrocarburos con alto contenido de plomo y azufre, tema que estudiaba un grupo de especialistas. Entre ellos los doctores Eduardo Palazuelos, Lilia Albert, Raúl Cicero, Humberto Bravo y Jorge Legorreta. También Fernando Cano Valle, ex director de la Facultad de Medicina de la UNAM, a quien el doctor Jorge Carpizo, cuando presidía la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, le encargó atender las denuncias por daños a la salud y al ambiente.
Esa relación amistosa me permitió expresarle mis críticas a las medidas gubernamentales para acabar con los graves problemas ambientales y sociales que había en México. Aunque siempre escuchó con interés mis planteamientos, Luis Donaldo era muy cuidadoso al abordar en público esos asuntos. No quería enfrentamientos con quienes en el gabinete debían resolverlos. Mejor buscaba el apoyo de las demás instancias oficiales para lograrlo. Así ocurrió en su visita al Instituto Nacional de Salud Pública, y es que figuraba como uno de los posibles sucesores del presidente Carlos Salinas de Gortari.
Cuando eso se hizo realidad, me reiteró que los temas del medio ambiente, la salud, la lucha contra las sustancias tóxicas en el agro y las ciudades, serían prioritarios en su gobierno. Y que en Sonora contaría con dos aliados: el gobernador Manlio Fabio Beltrones y el secretario estatal de Salud, Ernesto Rivera Claisse.
Su asesinato, hace 25 años en Tijuana, terminó con las buenas intenciones de Luis Donaldo. Los plaguicidas y otras sustancias tóxicas, la tala de selvas y bosques, la contaminación atmosférica de las grandes ciudades y el agua de las cuencas hidrográficas siguen afectando la salud pública y el ambiente.