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México SA

Salinas y la nueva oligarquía // De la Biblia al neoliberalismo

E

n la mañanera de ayer, Andrés Manuel López Obrador subrayó que Carlos Salinas de Gortari es el padre de la de-sigualdad social en México, el que más polarizó, el que creó la nueva oligarquía, el que trasladó los bienes del pueblo de México y de la nación a particulares, a sus allegados. Como ejemplo citó: “Cuando entró Salinas –a Los Pinos– había una familia (Forbes) en México, la Garza Sada, con 2 mil 500 millones de dólares. Terminó Salinas y ya eran 24, pero no tenían 2 mil 500, sino 48 mil millones de dólares en un sexenio”. Y el grueso de las fortunas provenían de la privatización de bienes del Estado.

En el detalle, la familia Garza Sada (con Bernardo, del Grupo Alfa, a la cabeza) por aquellos años (sexenio de Miguel de la Madrid) registró una fortuna de mil 300 millones de billetes verdes, no de 2 mil 500 millones (revista Forbes, 1987. En el mismo ejemplar apareció Pablo Escobar Gaviria, con 3 mil millones de dólares).

De cualquier suerte se trataba de una cantidad descomunal, sin olvidar que fue José López Portillo (JLP) quien evitó la quiebra del Grupo Alfa, tras ordenar a Banobras –banco del Estado dedicado a financiar obra pública– que de inmediato otorgara al corporativo regiomontano un crédito (a todas luces ilegal) por 17 mil millones de pesos, un monto verdaderamente estratosférico por aquel entonces. A Bernardo Garza Sada, JLP le ofrecía solidaridad afectuosa; me conmueve por su sinceridad y entrega; me cae muy bien.

Los Garza Sada reaparecieron en Forbes hasta 1994 (mil 200 millones de dólares y repitieron en 1995 y 1996), y es allí donde López Obrador da en el clavo cuando subraya que Salinas creó la nueva oligarquía, al desplazar a la existente (aunque respetó a unos cuantos, como el soldado del presidente Emilio Azcárraga Milmo), construida fundamentalmente a partir de Miguel Alemán Valdés, e imponer la propia mediante la entrega de los bienes de la nación a unos cuantos.

Así, en 1991 –ya entregado Telmex– Carlos Slim aparece por primera vez en Forbes y lo hace con una fortuna de mil 600 millones de dólares (para 2019 la había incrementado 4 mil por ciento), y junto a él la revista considera a El Tigre Azcárraga (2 mil 800 millones). Ni uno más.

Pero tres años después (1994), la multiplicación de los panes y los peces dejó de ser un pasaje bíblico para convertirse en una norma neoliberal: para ese año los mexicanos marca Forbes sumaron 24 (Alfonso Romo, entre ellos, con 2 mil 200 millones de dólares), y de éstos cuando menos abiertamente tres (Slim, Carlos Peralta –el prestamista de Raúl– y Enrique Molina Sobrino) pertenecieron a la Comisión de Financiamiento y Consolidación Patrimonial del PRI para la campaña presidencial de (¡sorpresa!) Carlos Salinas de Gortari (los demás también se apropiaron de bienes de la nación).

En ese entonces, las fortunas conjuntas de los 24 sumaban 41 mil 900 millones de dólares (por cierto, en 1995 apareció el empresario número 25: Carlos Hank González, con 3 mil millones, aunque fue debut y despedida: de inmediato lo bajaron de la lista y nunca más). Para 2018 el inventario Forbes redujo a 17 el número de mexicanos multimillonarios, aunque sus fortunas conjuntas ascendieron a 132 mil 500 millones de dólares. Y todos felices, menos los habitantes de este país.

Las rebanadas del pastel

Año 2000: el presidente alemán, Johannes Rau, pidió perdón por lo que hizo Alemania a los judíos. Habló en el Parlamento de Israel, y en el mismo escenario (marzo de 2008) la canciller Angela Merkel dijo que el Holocausto llena al pueblo alemán de vergüenza. Pero a los ojos del gobierno español esa es otra historia, porque dice que es inaceptable la petición del presidente López Obrador a Felipe VI, para que el reino de España pida perdón por los abusos perpetrados durante la Conquista, la cual, según los ibéricos no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Pues lo del Holocausto tampoco, y ya ven la diferencia.

Twitter: @cafevega