A casi siete años de su rescate, la Alameda Central estaba abandonada. El descuido, la falta de mantenimiento, el robo de maquinaria y tubería de riego y el comercio informal provocaron que el primer parque público de la Nueva España estuviera en pésimas condiciones.

El actual gobierno capitalino la recibió con pisos rotos, fuentes dañadas y vegetación muerta, porque el sistema de riego no estaba funcionando, pues se robaron cables, tuberías y material de cobre, que seguramente fue a dar al kilo, aseguró Dunia Ludlow Deloya.

La coordinadora de la Autoridad del Centro Histórico denunció que la anterior gestión dejó de invertir en el mantenimiento de los espacios públicos, plazas y parques, provocando su degradación y un gran número de incidencias que ponen en riesgo a la gente.

Un pendiente que también dejó fue la restauración del águila del Hemiciclo a Juárez, cuando se encuentra en una zona declarada patrimonio cultural de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Con el apoyo en especie de la organización ProDiana se atendieron 28 puntos de incidencia de riesgo para la gente, pero se requieren al menos 15 millones de pesos para rehabilitarla y que tendrán que provenir de la coparticipación de diversas dependencias.

El diagnóstico de la situación deplorable en que estaba y las incidencias que presenta se entregarán a la Secretaría de Finanzas, que es ahora la encargada de su resguardo, a fin de que destine recursos para reparar fuentes y el sistema de riego.

Una vez que se tengan los recursos públicos asignados, consideró, su rescate será muy rápido, porque estaríamos en condiciones de licitar las obras y las empresas entrarían de inmediato a reparar fuentes y especialistas a restaurar el pico del águila del Hemiciclo.

La entrega mensual de dinero para su mantenimiento sería el segundo tema a atender, a fin de que recupere la belleza que tenía en noviembre de 2012, cuando el entonces jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, encabezó su reapertura.

Hoy, dijo, se está en ese camino, que no incluye la instalación de carpas itinerantes para la venta de productos de comerciantes informales. No nos toca este tema, pero nuestra opinión es que la Alameda no puede tener ningún tipo de connotación comercial.

La meta es que conserve su carácter cultural y de espacio público, donde la gente disfrute de sus andadores, pues cuando se cae en una dinámica de comercio de vía pública se empiezan a degradar muy rápido los espacios públicos, puntualizó.