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Saúl Ibargoyen era tan digno y tan firme como sus personajes, destacan en homenaje póstumo

En la ceremonia también presentaron Un mil y un haikus, último libro del poeta uruguayo

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▲ Mari Luz Suárez, viuda del poeta, en el homenaje que se le rindió ayer en la sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de marzo de 2019, p. 8

Fallecido el pasado 9 de enero en Ciudad de México a los 88 años, el poeta de origen uruguayo Saúl Ibargoyen fue recordado este domingo con un homenaje en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Más que fúnebre, el acto se convirtió en una fiesta para celebrar su cumpleaños 89, que se cumpliría mañana, en la que predominaron la poesía, los recuerdos y las anécdotas.

Encabezada por Mari Luz Suárez, viuda del poeta, y la escritora Martha Nélida Ruiz, quien fue su alumna y amiga, la sesión sirvió asimismo para presentar el libro póstumo del maestro, Un mil y un haikus.

El volumen, que aparecerá bajo el sello Eterno Femenino Ediciones, aún se encuentra en prensa y el autor alcanzó a elegir su portada y a hacer la revisión, según Mari Luz Súarez: Estaba muy ilusionado con verlo; desde donde esté seguro aplaudirá su pronta publicación.

La viuda del también narrador y ensayista radicado en México desde 1976, quien incluso adquirió la nacionalidad mexicana anunció que el mismo 26 de marzo comenzará un encuentro de poesía dedicado a la memoria de su esposo, cuyas sesiones tendrán lugar en Casa Talavera, en el Centro Histórico, ese día, el jueves y el sábado.

Estoico en su congruencia

Mari Luz Suárez recordó lo complejo que fue cumplir la última voluntad de Saúl Ibargoyen, la cual consistió en esparcir la mitad de sus cenizas en el centro de Coyoacán, México, y la otra mitad en su natal Uruguay.

Contó que para poder hacerlo en la alcaldía capitalina tuvo que ingeniárselas y colocar las cenizas en sobrecitos de te que familiares y amigos del poeta fueron esparciendo por diferentes puntos del lugar que eran simbólicos para él, y al terminar se realizó una tertulia en su honor en el Café La Selva, donde impartía talleres.

En Uruguay, la ceremonia fue más seria, refirió, pues las cenizas fueron arrojadas ante familiares y amigos en una ceremonia solemne en la Playa Ramírez, uno de los sitios más populares de aquel país y uno de los más queridos por el escritor, ya que allí vio por vez primera el mar, aunque en realidad es un río.

De acuerdo con Martha Nélida Ruiz, Saúl Ibargoyen es uno de los grandes escritores contemporáneos en el ámbito de la lengua española, con una prolífica obra consistente en 72 libros, entre poesía, cuento, ensayo y novela, si bien se destaca por su poesía, que tiene la fuerza y la contundencia de un golpe de frío, sencilla y profunda, cargada de siglos y milenios de vida.

Era un hombre tan digno y tan firme como sus personajes, resaltó la autora, quien reconoció en Saúl Ibargoyen a una persona no sólo erudita y culta, sino a un hombre que se fue haciendo sabio con los años, que supo mantenerse siempre íntegro y que asumía de manera estoica ser congruente.

Fue siempre solidario, hombre de izquierda, crítico del autoritarismo, de la injusticia social y de este sistema que todo lo mercantiliza. Siempre salió avante de sus batallas y se mantuvo leal a sí mismo y a sus amigos, asentó la escritora.

Como parte del homenaje póstumo, el narrador Arturo Campos leyó en voz alta algunos poemas de Saúl Ibargoyen, entre ellos La cantina en septiembre, Otra vez patria, Quiero saber de tu sonrisa, La Habana sin ti y La estatua blanca.