París. El gobierno francés anunció este lunes la destitución del jefe de la policía de París y la prohibición de manifestaciones en las que se detecte la presencia de ultras, dos días después de los violentos incidentes en Campos Elíseos durante la protesta de los chalecos amarillos.

¡Insoportable! ¿Hasta dónde vamos allegar?” ¿Cómo detener esto? La exasperación tras las nuevas escenas de saqueos y violencia del sábado durante una nueva jornada de protestas de este colectivo antigobierno acaparaba este lunes todas las portadas de la prensa francesa.

Acosado por las críticas, el gobierno admitió que hubo fallas en el dispositivo de seguridad establecido este fin de semana.

Los acontecimientos del pasado sábado en París, especialmente en Campos Elíseos, son intolerables y el presidente de la república pidió al gobierno aportar una respuesta a la altura de la situación, recordó el primer ministro, Edouard Philippe, al término de una reunión de crisis presidida por Emmanuel Macron en palacio de gobierno.

Philippe anunció varias medidas destinadas a evitar que se repitan las escenas del sábado. La primera fue la destitución del jefe de la policía de París, Michel Delpuech, quien será remplazado por Didier Lallement, quien llega de la región Nueva Aquitania, en el sudoeste de Francia.

La segunda, prohibir “las manifestaciones de los chalecos amarillos en algunos barrios de diversas ciudades, en cuanto tengamos conocimiento de la presencia de ultras”, por ejemplo en Campos Elíseos, en París, la plaza Pey-Berland en Burdeos y la plaza del capitolio en Toulouse.

Además, se aplicará un aumento considerable a la multa por participar en una manifestación prohibida que irá de 38 euros en la actualidad a 135.

Se desconoce aún el monto total de los daños, pero será importante, señaló el lunes la Cámara de Comercio e Industria de París, que afirmó que un centenar de comercios fueron vandalizados el sábado.

Las aseguradoras evaluaron los daños de cuatro meses de protestas, sin contar los de este sábado, en 170 millones de euros.

La oposición acusa directamente al presidente y al ministro del Interior de haber subestimado la violencia y de no haber dado una respuesta a la altura de la crisis de los chalecos amarillos que empezó en noviembre.