Después de 10 años en las Grandes Ligas de beisbol, el tamaulipeco Jaime García decidió dejar el diamante. Años de lesiones con las que tuvo que lidiar, el dolor del cuerpo y el de vivir en otro país, un trayecto que recuerda lo difícil que fue mantenerse. Cuando admitió que era imposible seguir decidió dejar el montículo. Hace unos meses anunció el retiro.

Alejado del beisbol, García no buscaba trabajo. Quería ocupar el tiempo en escribir un libro y en desarrollar su proyecto de labor comunitaria, entre otras cosas la construcción de viviendas y llevar agua potable a zonas marginadas de México.

De pronto, el inicio de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, apasionado declarado de la pelota, abrió el camino para un nuevo compromiso con el beisbol.

Jaime García fue invitado a aprovechar su experiencia para desarrollar el talento de aspirantes mexicanos en las Ligas Mayores.

No podía decir que no, comenta el campeón con Cardenales de San Luis en 2010; mi pasión por ayudar a la gente de mi país se conjuntó con la pasión del Presidente por este deporte.

García está convencido de que este compromiso llegó de forma oportuna. Si bien había rechazado ofertas de trabajo parecidas, pero con equipos de Grandes Ligas, encontró en este proyecto oficial una oportunidad para apoyar a jóvenes que sueñan con triunfar en este deporte en Estados Unidos.

Sigo con mis proyectos, pero ahora además trabajaré para impulsar a jóvenes, cuenta García; no sólo para que destaquen en el beisbol, sino también para empoderarlos, que sean excelentes ciudadanos y puedan aportar algo en su momento.

García trabajará con prospectos que ya han firmado con equipos en Estados Unidos, a los que el ex pelotero conducirá en ese mundo cuya complejidad puede ser un obstáculo para un aspirante a jugador de Grandes Ligas.

Sabe lo que representa para un joven mexicano enfrentarse al reto de buscar un lugar en aquel país, la barrera del idioma, una cultura a veces incomprensible para los que migran y la presión por la competencia permanente.

Son alrededor de 165 jugadores ya firmados en Estados Unidos, dice García; yo los motivaré y guiaré, hablo los dos idiomas y cuento con un equipo de sicología deportiva y nutrición, para motivarlos, que estén en mejor posición de llegar a las Grandes Ligas y mantenerse muchos años.

¿Cuántos de esos 165 jugadores estarán en Grandes Ligas? No lo sabe García, porque asegura que eso es establecer límites. Una lógica con la que no quiere asumir este proyecto.

“Si esto hubiera ocurrido cuando yo empecé, no habría estado ni en el top 60”, afirma; porque no tenía las facultades para sobresalir, pero cambié mi mentalidad, aprendí a sacrificar malos hábitos, me discipliné y me volví un jugador fuerte, que estuvo con los mejores y ganó un anillo de Serie Mundial.

Pronto tendrá seminarios con los jóvenes aspirantes en Arizona y Florida. Jaime García se nota feliz de capitalizar todo lo aprendido en 10 años difíciles sobre los montículos de las Ligas Mayores.