Lunes 18 de marzo de 2019, p. 9
La exposición Brassaï: el ojo de París, que presenta el Museo del Palacio de Bellas Artes, es la primera retrospectiva en México del fotógrafo nacido en Hungría, quien llegó en 1924 a Francia para estudiar pintura.
La muestra consta de más de 200 piezas, entre fotografías, documentos, alguno que otro dibujo y xilografía, porque Gyula Halász (1899-1984) –su nombre de pila– también fue escritor, dibujante, escultor y cineasta. Nació en Brassó, Transilvania, entonces parte del imperio austrohúngaro, por ello se puso el seudónimo Brassaï, porque así se llamaba a los habitantes de su ciudad natal. Adquirió la nacionalidad francesa en 1949.
En 1937, su amigo el escritor estadunidense Henry Miller le puso El Ojo de París, dada la naturaleza de sus imágenes, que reflejan tanto la ciudad sórdida
como la urbe social
.
Philippe Ribeyrolles, sobrino del artista y representante legal de la Estate Brassaï Sucession –prestó la mayor parte de la obra–, quien vivió con él hasta su muerte, retomó el calificativo El Ojo de París, porque su tío había sido el primer fotógrafo en inmortalizar de esta manera tan extraña el París de los años 30
del siglo pasado.
La exhibición, organizada por la Fundación Mapfre, estuvo anteriormente en Barcelona, Madrid y San Francisco, sin embargo, se hizo una versión específica para México, que refleja el gusto de pasear por la vida
que tenía su tío, dijo Ribeyrolles en rueda de prensa.
El sobrino, quien también trabajó en el laboratorio del artista, recordó: Al verlo, siempre teníamos la impresión de que sus ojos nos iban a traspasar
. Habló del deseo de Brassaï de detener ciertos momentos de la existencia
por medio de su fotografía. Utilizaba ese medio para traducir con su enfoque escenas que se pueden ver como en relieve y que, gracias al laboratorio, representaban exactamente lo que sintió en el momento en que las tomó
.
El ojo de París está dividida en 12 temas, los que utilizaba Brassaï para clasificar sus fotos: Personajes, París de día, Minotaure (revista de arte de Albert Skira en la que el expositor fue invitado a participar con fotos de Picasso), Grafiti, Lugares y cosas, París de noche, Placeres, Sociedad, Sueño, Cuerpo femenino, La calle y, por último, Retratos, artistas, escritores, amigos. La imagen El rey sol, incluida en la Grafiti, se considera una de las 100 mejores fotos del mundo, acotó Ribeyrolles.
Miguel Fernández Félix, director del Museo del Palacio de Bellas Artes, dijo que la presente forma parte de una serie de exposiciones realizadas con el propósito de acercarse a Ciudad de México y rescatar la historia
de la fotografía. Así nacieron Nosotros fuimos, sobre los estudios fotográficos en la metrópoli, así como muestras en torno a Nacho López y Leo Matiz. En este caso el diálogo es con París.
También hizo hincapié en el Palacio de Bellas Artes como el lugar emblemático de las grandes exposiciones internacionales, tradición que aumenta y se fortalece a la manera de un punto de vinculación ya natural del propio museo
.
Brassaï, acotó Fernández Félix, retrató a la sociedad parisina en toda su miseria, aunque también en todo su esplendor. Realmente dio una luz muy propia
.
El concepto curatorial de la exhibición estuvo a cargo de Peter Galassi, ex conservador y jefe del Departamento de Fotografía del Museo de Arte Moderno, en Nueva York, y experto en Brassaï.
En entrevista, Nadia Arroyo, de la Fundación Mapfre, explicó que el acervo fotográfico que dejó Brassaï está dividida en dos partes: una, que pasó al Estado francés que lo tiene principalmente el Centro George Pompidou, mientras la segunda lo tiene la Estate.