Sábado 16 de marzo de 2019, p. 17
El fenómeno de niños que viven en situación de calle, lejos de remitir, va en aumento. Y, recientemente, se ha vuelto más complejo por los menores que cruzan la frontera sur de México en ruta a Estados Unidos, explica Alicia Mackissack de Martínez, presidenta de la Fundación Quiera, de la Asociación de Bancos de México (ABM).
El punto del que más cojean
las organizaciones sociales enfocadas a atender a sectores vulnerables de la población, como niños y jóvenes en situación de calle, es la falta de fondos, asegura en una entrevista con La Jornada. Vienen retos, sin duda
, señala.
La Fundación Quiera, con 25 años de existencia, trabaja exclusivamente en atender el tema de niños y jóvenes en situación vulnerable. No lo hace de manera directa, sobre el terreno, sino aporta fondos y capacitación para el fortalecimiento institucional de organizaciones que atienden a ese grupo de población.
Actualmente, explica Mackissack de Martínez, apoya a 58 organizaciones de 18 estados de la república. En los años transcurridos desde su creación, Quiera ha alcanzado a casi 271 mil niños.
El objetivo de la fundación sigue vigente después de un cuarto de siglo, apunta. Ojalá ya no hubiera niños en situación de calle, pero los hay, tristemente, y no baja la tendencia; más bien va en aumento, porque sigue habiendo familias en inmensa pobreza; continúa habiendo casas hogar, albergues y centros comunitarios que se dedican a esta contención
y que requieren apoyo.
Nueva orientación
Un nuevo enfoque de la fundación, añade, es canalizar más recursos hacia la parte preventiva del fenómeno. Una forma de hacerlo es trabajar directamente con las familias, en darles herramientas para mejorar las relaciones y las condiciones que abonan en la problemática y abrir un abanico de oportunidades diferentes para los menores.
Hoy se aborda la educación, afirma Alicia Mackissack de Martínez, presidenta de la Fundación Quiera.Foto Cristina Rodríguez
La labor de la Fundación Quiera ha ido evolucionando con los años, explica. Antes hablábamos de violencia y de exposición a la violencia; hoy, de cultura de paz. Parece una evolución semántica, pero no es así. Nos dimos cuenta de que el problema de la violencia abarca tanto
.
Añade: Hace 25 años nuestro principal problema, en este tema, era que los niños eran expulsados a la calle por un sinnúmero de causas, como violencia intrafamiliar, la muerte de alguno de los padres o el abandono. Pero no hablábamos de que uno de los principales problemas de salud en esta etapa es el embarazo de niñas. Hoy, abordamos la educación para la vida con niñas que están entrando en la adolescencia y, como ese, vamos evolucionando en los programas que apoyamos
.
–¿Cómo va a evolucionar el trabajo de la fundación?
–Lo que esperamos es seguir nutriéndonos del conocimiento y de la aproximación con las organizaciones, no sólo de México sino de otros países que hayan aportado modelos que funcionan. Y muy particularmente, en algún momento, tenemos que fortalecer la formación de familias, la escuela para padres. Cuando decimos padres nos imaginamos un señor y una señora, pero hoy día tenemos familias que son dos señores, familias que son dos señoras, familias que son una señora o un señor, o una abuelita o un hermano. Y todo eso es real, es parte de este mundo y todo ello lo tenemos que abrazar, porque de ahí está surgiendo el futuro de nuestra sociedad y queremos hacerlo bien.