ien días, poco más de tres meses, pareciera poco tiempo para lograr un impacto de gran calado. Sin embargo, cuando existe la determinación y la visión de Estado, es más que suficiente para encauzar el barco en la dirección correcta. Andrés Manuel López Obrador comenzó a plasmar su visión de la patria, así como su asertividad política, desde el momento en que contundente y abrumadoramente recibió el apoyo de más de 30 millones de compatriotas.
Los primeros 100 días y los cinco meses de transición presidencial marcaron la pauta sobre una nueva forma de hacer política y de gobernar. Un hecho muy destacado de estos primeros 100 días resulta ser que nuestro Presidente ha usado eficiente, y también responsablemente, la amplia mayoría conquistada en las urnas, tanto por él mismo como por el partido Morena. Esto lo llevó a tener un peso abrumador en las dos cámaras del Congreso de la Unión, así como en 19 congresos locales.
Esta amplia mayoría se traduce en dos cosas: legitimidad política y gobernabilidad. Ningún otro Presidente ha tenido el respaldo popular con el que cuenta Andrés Manuel. Ningún otro Presidente ha gobernado tan cercano a su gente. Ningún otro Presidente ha tenido sobre sus hombros la gran responsabilidad de volver realidad las aspiraciones del pueblo mexicano.
Nuestro Presidente ha actuado de forma asertiva y contundente. Su día comienza cuando la mayoría de los mexicanos continúan descansando. Desde muy temprano toma el pulso de la situación nacional para planificar las acciones del día bajo sus estrategias generales. En sólo 100 días ha establecido un gobierno transparente y eficaz. No ha titubeado para combatir la corrupción y las prácticas tan nocivas para nuestra patria.
Andrés Manuel ha contestado a los muy pocos, pero ruidosos, críticos con actos efectivos de buena administración y magnífica política que le han arrojado mayor popularidad incluso que cuando ganó contundentemente la elección presidencial del 1º de julio del año pasado.
Notable cosa es que además de predicar absolutamente contra la corrupción en todos los ámbitos, ha estado gobernando de cara al pueblo. Se dice fácil, pero en este lapso de poco más de tres meses, nuestro Presidente ha realizado más de 70 conferencias de prensa matutinas, sin que eso le haya impedido viajar a los estados, en los cuales ha realizado 64 giras y ha encabezado 15 actos oficiales. Ha visitado las 32 entidades de la República.
El pueblo mexicano quiere a su Presidente. Por primera vez en mucho tiempo, nuestra gente está orgullosa de su líder político. Los muy reducidos detractores buscan la manera de desprestigiar al Presidente y sus acciones, sin éxito alguno. Las acciones más importantes que ha emprendido en el poco tiempo como primer mandatario de la nación han sido contundentes y de gran trascendencia. La lucha en contra de la gran corrupción que existía en toda la cadena de valor de los hidrocarburos fue, y seguirá siendo, de gran beneficio para México. Su visión para establecer la Guardia Nacional dirigida a pacificar el país no ha sido menos importante.
El Presidente trabaja de sol a sol, queriendo aprovechar cada minuto de su día para enderezar el rumbo de México y reparar tanto daño que le hicieron traidores a la patria que antepusieron su interés personal, así como el de su camarilla, antes que el de todos los mexicanos. Con magnanimidad sobrehumana se enfoca en el presente y el futuro, sin voltear a ver a tantas almas ruines que con cinismo exorbitante critican al hombre que está reparando las calamidades que éstos ocasionaron.
Nuestro Presidente ha demostrado en 100 días de gobierno que una nueva forma de hacer política es posible, que el primer mandatario debe estar siempre en contacto directo con el pueblo al que gobierna y nunca olvidar que está ahí para servir, no para servirse.
Basándome en la observación empírica, así como en la intuición, considero que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia como uno de los mejores y más humanos gobiernos de México.
Las almas más iluminadas siempre buscan y valoran más la trascendencia por sus acciones a favor del prójimo que los beneficios materiales. Nuestro Presidente, a diferencia de los anteriores, forma parte de este selecto grupo de individuos. Se dirige inexorablemente a afianzar su lugar en la fila de hombres buenos de la Patria.