La distribución es uno de los principales problemas de la industria del libro. Para una microeditorial como Pollo Blanco la venta en línea ha funcionado muy bien, pues ‘‘80 por ciento de nuestras ventas se ha concretado por ese medio’’, explica Carlos López de Alba, director del sello avecindado en Guadalajara, con cinco años en el mercado.

‘‘Tenemos un circuito de librerías. Enviamos a Herder, La Increíble y otras pequeñas en la Ciudad de México; y en Monterrey, León y Guadalajara tenemos otra red. Estamos en pláticas con el Fondo de Cultura Económica, El Péndulo y Porrúa para desde este trimestre empezar la distribución en la capital del país”, adelanta a La Jornada.

La editorial, sostiene, difiere de otras independientes. ‘‘Nos gusta ser de Guadalajara, locales pero no localistas y tratamos de acercar otras culturas y lenguas. Compramos derechos para hacer traducciones y nos enfocamos en las colecciones de narrativa breve, novela, libros infantiles, académica y teatro, con tres libros apenas. La poesía la vamos a dejar para mejor momento”.

Los libros más recientes que han publicado son Hasta que pase un huracán, de Margarita García Robayo; Vida irónica: un ensayo sobre el arte de vivir, de Richard Bernstein; Criminales y fracasados: cinco retratos, de Felicitas Hoppe; De mí ya ni te acuerdas, de Luiz Ruffato; Lo que desaparece, de Antonio Ramos Revillas, y Al estilo Jalisco, de Juan Pablo Villalobos. ‘‘Nos gusta mucho la nueva tradición de trabajar el libro como fetiche, como objeto; muy cuidado en el material y la edición. Apostamos al diseño, pero no como salvavidas, pues vemos proyectos donde están muy bonitos los libros pero muy descuidados en el tratamiento de las traducciones, la selección tipográfica”, aclara López de Alba.

Libros para niños

La colección de libros infantiles es un soporte económico para publicar otros, como el de filosofía Vida irónica... ‘‘Jis y Villalobos nos funcionaron muy bien. Son muy populares y la gente nos pide mucho los libros. Y Mi hermano Luca. Vamos en tres ediciones y dos reimpresiones. De ahí surgió la iniciativa de una tienda en línea”, añade el editor.

En el caso del caricaturista Jis, y los auto Juan Villoro y Juan Pablo Villalobos, ‘‘no son apuestas porque sabes que tienen un segmento de seguidores muy activo. Son contrapesos para otros títulos, como el de Hoppe, quien en Alemania es muy célebre, pero aquí no. A partir de perfiles ficticios ella hilvana una novela. Son cinco relatos de cinco delincuentes fracasados, viajeros.

‘‘La colombiana García Robayo, rockstar de los Hay Festival, en México es poco conocida. De Rufatto son sus primeras traducciones y no viene a hacer promoción, lo que hace que el éxito se vaya un poco a la sombra. Es peor con nuestros libros de filosofía”. El editor adelanta que publicarán cuentos de Hoppe y García Robayo, así como la edición de No puedo ver, sobre la experiencia de niños invidentes. Es un libro álbum ilustrado para niños con algunas páginas en braille. ‘‘Para cualquier niño y familia que busquen empatía de cómo percibe el mundo a un chico débil visual”.