El documental combina escenas muy conocidas con las encontradas en los Archivos Nacionales de EU
Lunes 11 de marzo de 2019, p. a11
Washington. El nuevo documental Apolo 11, que cuenta la historia de los primeros pasos del hombre en la Luna, contiene imágenes tan sorprendentes que parece un crimen que hayan permanecido ocultas durante casi cinco décadas.
La película –que se estrenó en Sundance en enero y llegó a los cines de Estados Unidos este fin de semana– inyecta nueva vida a la misión espacial más famosa de todos los tiempos, ocurrida entre el 16 y el 24 de julio de 1969.
La cinta combina imágenes archiconocidas con tesoros perdidos durante mucho tiempo, encontrados en un almacén de los Archivos Nacionales y digitalizados por primera vez.
Cincuenta por ciento de la película es de imágenes que nunca se han visto, pero lo cierto es que, en términos de calidad, ciento por ciento nunca se había visto hasta ahora, porque hemos vuelto a escanear el conjunto
, contó el director Todd Douglas Miller, en entrevista.
Las imágenes son fascinantes: a puro color en cine, el transbordador de la Nasa usado para cargar el cohete Saturn V que lanzó a la tripulación al espacio llena la pantalla.
Las tomas fueron algunas de las muchas que se encontraron en 177 rollos de 65 mm descubiertos por Dan Rooney, supervisor de la sección de filmes de los Archivos.
Se los encontró mal etiquetados, sin ninguna indicación de su contenido a excepción de un genérico Apolo 11, en una instalación de almacenamiento refrigerado en los suburbios de Maryland.
Sabíamos que existían estos grandes formatos, pero se necesitó mucha investigación para comprender realmente qué había allí
, aseguró Rooney, quien trabajó con Miller para llevar esas cintas a la pantalla grande.
El verdadero descubrimiento fue obtener información nueva sobre el contenido y la calidad del material
, precisó.
Formato de lujo
En total, los Archivos proporcionaron al equipo de filmación 279 rollos de película de 16, 35, 65 y 70 mm. Los de 65 y 70 mm se consideraban un formato de lujo en su época, y eran utilizados en el cine en los años 50 y 60.
Sólo una parte del tesoro se usó para la película de 1972 Moonwalk One.
La NASA probablemente no utilizó los rollos debido a la dificultad de trabajar con esos formatos grandes, y probablemente carecían del equipo y la experiencia
, consideró Rooney.
La agencia estadunidenne había usado formatos grandes para filmar operaciones terrestres en el Centro Espacial Kennedy, y en la nave utilizada para traer de vuelta a la Tierra a los astronautas Neil Armstrong, Edwin E Aldrin Jr y Michael Collins al final de su misión histórica.
A medida que la cámara se desplaza desde la parte superior a la parte inferior del cohete, los espectadores se dan cuenta de su enormidad, mientras los astronautas se ponen sus trajes en silencio.
También se capta la febril expectativa del público general de la época, con miles de personas dirigiéndose a Cocoa Beach para ver el lanzamiento, binoculares en mano.
En la sala de control en Houston, se ven grandes filas de ingenieros con camisas blancas y corbatas oscuras, lo que contrasta con los equipos algo más equilibrados en materia de género que hay en la NASA y en SpaceX hoy.
También hay imágenes en formatos más pequeños, tomadas por los astronautas a bordo del Apolo y en la Luna, que ya estaban en YouTube.
Sin embargo, el director volvió a digitalizar algunas que tenían calidad mediocre, como las del aterrizaje del módulo lunar Eagle.
El éxito de la película radica en su perfecta combinación de lo icónico y lo redescubierto en una narrativa única y fluida, que en ocasiones se ve en pantallas divididas.
La única locución es de la época: los espectadores son guiados por la voz del fallecido presentador de la CBS Walter Cronkite y los intercambios de radio entre los astronautas y Houston
, que se han sincronizado con las nuevas imágenes.