Según el poeta español Luis García Montero (Granada, 1958), sería insensato no mirar hacia Iberoamérica ante la importancia que revisten para la lengua castellana, en términos cuantitativos, los hablantes de esa región.

Los españoles somos 8 por ciento de un idioma de 600 millones de hablantes, y el futuro del idioma no está en ese porcentaje, sino en un horizonte mucho más amplio, Latinoamérica. La fuerza que tiene España es la de pertenecer a una comunidad en la que comparte hermandad con 600 millones de hablantes del continente americano, explicó.

Al presentar este domingo en el Palacio de Bellas Artes su antología Lágrima extraña, el también ensayista, crítico literario y catedrático universitario no sólo aceptó que su voz literaria se ha ido latinoamericanizando y que ha sido de manera muy natural.

También destacó que en su condición de director del Instituto Cervantes, cargo que desempeña desde julio del año pasado, apuesta por que ese organismo tenga una fuerte consolidación sobre todo de trabajo Iberoamericano.

Al respecto, subrayó que el octavo Congreso Internacional de la Lengua, a realizarse del 27 al 30 de marzo en Córdoba, Argentina, llevará por título América y el futuro del español.

Nuestra misión no es sólo difundir la cultura española, sino la cultura en español, y en esa tarea estamos colaborando con instituciones mexicanas, colombianas, argentinas, para poner toda nuestra infraestructura, 87 centros repartidos por el mundo, al servicio de la cultura en español.

La presentación del libro del poeta ibérico tuvo lugar en la sala Manuel M. Ponce, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Participaron los poetas mexicanos María Baranda, Margarito Cuéllar y José Ángel Leyva, así como la escritora y periodista Cristina Pacheco.

Por la reivindicación de la realidad de carne y hueso

El autor granadino leyó en voz alta cuatro de sus poemas, entre los cuales hizo una pequeña presentación o comentarios del tema que éstos abordan. Uno de ellos fue alrededor de las ideas que han acompañado siempre a su poética.

Éstas tienen que ver, precisó, con reivindicar la realidad de carne y hueso de la experiencia histórica de los seres humanos frente a los mundos virtuales con los que quieren sustituir la historia para manipular nuestras conciencias.

Habló además de la reciente reforma a la Constitución de Nuevo León, en la que se criminaliza el aborto, y afirmó que es muy complicado que los sentimientos acaben en manos de los partidarios del odio y la represión, porque no hay razones que no se soporten de buena forma si no están soportadas en una ética de la emoción y el amor.

Agregó que los hijos no son mandato de ningún dios ni de ningún tribuno. Son un acto de amor, y mencionó que hace unos días, con motivo del Día Internacional de la Mujer, las calles de su patria se llenaron de gente para defender la libertad, la igualdad y la dignidad de una sociedad que tiene que ser igualitaria.

En España hay ahora una extrema derecha a la que le ha dado por intentar volver a la represión de las mujeres, de volverlas al estado de opresión que tenían en el franquismo, agregó.

De la antología Lágrima extraña, publicado por Editorial La Otra, Cristina Pacheco sostuvo que, como en cualquier libro de poesía, en éste pasa de todo: se escuchan pasiones, separaciones, las inmensas preguntas que agobian a todo ser humano y para las cuales sólo tiene respuesta la palabra poética.

Luis, al escribir, no siembre sílabas, sino historias que se abrazan; es una obra en la que pasan muchas cosas, así como un homenaje a sus amigos y sus lecturas, subrayó la colaboradora de La Jornada.