ecía sarcásticamente Henry Ford –pionero de la producción industrial en cadena e ícono del capitalismo estadunidense– que si alguna vez la gente entendiera cómo opera el sistema bancario, al día siguiente habría una revolución. Se refería, básicamente, al funcionamiento del margen de intermediación, que no es otra cosa que la diferencia que hay entre los intereses que el banco cobra cuando presta dinero y los que paga cuando lo recibe, y constituye uno de los principales factores que permiten la ganancia de los banqueros.
A un siglo de que el empresario de Detroit hiciera su cáustica observación, todo el mundo sabe cómo funcionan los bancos sin que a nadie se le ocurra, por eso, iniciar una revolución, pero los márgenes de utilidad que estánrecibiendo las instituciones bancarias, espe-cialmente en México, llevan a pensar que el sistema financiero (que comprende a los bancos) muestra, por lo menos, una desproporción inadmisible.
Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, (CNBV) tan sólo en el primer mes del presente año la banca privada tuvo una utilidad neta de 16 mil 600 millones de pesos (mdp) en nuestra nación, cifra que supera con creces el presupuesto anual asignado a diversas áreas prioritarias para la sociedad. La comparación parece forzada, porque una cosa es el sector público y otra el privado, pero el monto de las partidas presupuestales refleja la coyuntura económica por la que atraviesa la República, y es llamativo que un grupo de instituciones particulares, en este caso los bancos, ganen en un mes más de lo que el gobierno del país en que operan gasta en salud a lo largo de un año, por ejemplo.
La cifra es muy elevada, pero no es sorprendente, porque representa el escalón de una tendencia alcista que las utilidades de la banca vienen manifestando desde hace tiempo. Durante los primeros 11 meses del año pasado sumaron casi 140 mil mdp, cuando en todo 2017 apenas habían alcanzado los 137 mil millones. La distribución de las ganancias no fue pareja; de hecho, siete bancos captaron siete de cada 10 pesos de dichas ganancias (BBVA Bancomer, Banorte, Santander, Citibanamex, Inbursa, Scotiabank y HSBC), lo cual da una idea del grado de concentración financiera que hoy por hoy existe en nuestra nación.
No se trata, sin embargo, de un fenómeno propio de la banca, sino exclusivamente local: si se compara el rendimiento de cada institución en México con el de su casa de origen en el exterior (los que la tienen, que no es el caso de Banorte e Inbursa) se advierte que su porcentaje de utilidades o, en otras palabras, su desempeño financiero es mayor que el de las matrices.
Para el sistema bancario mexicano estas cifras sin duda constituyen una prueba de solidez y buena salud y para los millones de personas que usan sus servicios, en cambio, son un recordatorio de que trabajan con un margen de intermediación que ronda los 20 puntos porcentuales o, en otras palabras, que cuando piden un crédito tienen que estar dispuestos a pagar un interés desmesurado, y cuando deciden invertir en algún instrumento bancario a recibir un interés exiguo.