FA1: frente anti uno (AMLO) // ¿Contrapesos? ¡Con trabajos! // Anayismo involuntario // Resistir desde la izquierda
os opositores a las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador han batallado de manera hasta escandalosa en la búsqueda de banderas, organización y doctrina con las cuales enfrentarlo. Su más reciente lance se desmoronó en lo sustancial, cuando ni siquiera había sido anunciado formalmente. Apenas filtrado lo concerniente a un presunto frente procurador de contrapesos al lopezobradorismo, se deslindaron algunas de sus supuestas figuras principales, como el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, los escritores Juan Villoro y Héctor Aguilar Camín y el dirigente de la confederación patronal del país, Gustavo de Hoyos Walther.
Hay un malabarismo conceptual que pretende disfrazar de cuasi académica proclividad por los contrapesos
lo que en realidad es la muy pragmática y, desde luego, legítima y legal búsqueda de formas de organización política contra un poder constituido. Las mazas, bolos y pelotas que se utilizan en el espectácu-lo político-circense para tratar de mostrar al respetable público algo distinto de lo que realmente se busca, ha entrampado a quienes de alguna forma han quedado reducidos a una especie de involuntaria reinstalación del anayismo fallido que se estrelló el pasado primero de julio, ese que buscó la Presidencia de la República con un panista con acta de nacimiento de Querétaro que ha quedado como el más profundo derrotado de esa fecha electoral y política.
Se habla, líneas atrás, de involuntaria reinstalación del anayismo
porque, en realidad varios de quienes ahora han firmado algo que podría ser considerado como FA1 (frente anti uno, pues se denominan como un bloque que haga frente a un proyecto político que se define por una sola voz y una sola visión
) fueron impulsores del anayismo porque no les quedaba de otra y no porque fueran firmes apoyadores de Ricardo Anaya, el único político virtualmente proscrito, hasta ahora, del escenario nacional.
Luego que se desmarcaron el gobernador, los escritores y el patrón antes mencionados, la única figura fuerte del FA1 es el gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral Jurado, quien apoyó a Anaya en 2018 a pesar de fuertes diferendos anteriores y, sobre todo, como una forma de fortalecer su propia figura claramente enfilada hacia el futuro (Corral Jurado busca la manera de ser candidato presidencial en 2024, aunque fuera por Acción Nacional). Otro firmante del FA1 es Agustín Basave, ex diputado y ex presidente del Partido de la Revolución Democrática, que ahora despacha como representante en Ciudad de México del gobierno de Corral. También está Gustavo Madero, peleado feamente con Anaya (aunque lo apoyó en 2018 por la necesidad política antes citada), a quien Corral había rescatado del desierto luego que Anaya le volteó la cara al mencionado Madero.
La suma de opositores a AMLO, a la que gozosamente se suman algunos personajes de facciones escindidas del chuchismo-perredismo, no parece destinada a tener éxito político. Corral sigue entrampado en el ejercicio de un gobierno que parece haberle quedado grande, rebasado por la fuerza de los hechos (y de los reales factores de poder en aquellas latitudes) y tal vez deseoso más de participar en la política nacional que en la estatal.
La verdadera resistencia y oposición al lopezobradorismo se ha desatado, mientras tanto, desde la izquierda social. El caso del Proyecto Integral Morelos y la termoeléctrica de Huexca ha dado pie al primer enfrentamiento político seco contra la Presidencia de la República, sus modos, giros y políticas. No es algo súbito: el rechazo a esos proyectos está activo desde 2012 y el propio López Obrador dijo ser solidario con esa lucha. Hoy es Morelos y mañana podrá ser el sureste, con el Tren Maya, el corredor transístmico, la siembra de árboles maderables y otros proyectos desarrollistas del lopezobradorismo. Es un tema que merece posterior análisis detallado.
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