Domingo 24 de febrero de 2019, p. 8
Fue un día muy especial para Rosa y sus dos hijos el 16 de febrero pasado, pues 17 meses atrás en Joquicingo, estado de México, el devastador sismo del 19 de septiembre había arrasado su humilde choza: le fueron entregadas las llaves de una nueva vivienda .
Como la de ella, otras cuatro familias también estuvieron felices de recibir su casa, las primeras de un lote de medio centenar que por iniciativa de la organización Love Army México fueron construidas en el municipio de Ocuilán de Arteaga, en el surponiente de la entidad mexiquense.
La vivienda de Rosa, madre soltera, que vive de la elaboración y venta de gelatinas, ocupa un espacio de 42 metros cuadrados y tiene dos niveles. El de abajo lo destinará a un dormitorio con baño, en tanto que en el superior tendrá comedor y cocina con espacio para lavar y tender ropa.
Los viviendas unifamiliares fueron construidas a instancias de Love Army México luego de una iniciativa de Juanpa Zurita, influencer mexicano, quien unos días después del movimiento telúrico lanzó un llamado en sus cuentas de YouTube e Instagram y logró una recaudación de un millón 374 mil 990 dólares al 31 de octubre de 2017.
Ubicadas en distintas calles de la localidad de Joquicingo, las casas, que varían en dimensiones, fueron construidas con materiales de la región, blocks que resisten más que el concreto, con características térmicas y acústicas que emiten 30 por ciento menos bióxido de carbono que los convencionales. Para trabajarlos se instaló en un terreno de la localidad el taller con una máquina de patente mexicana, espacio que al mismo tiempo da empleo a los pobladores.
La selección de la localidad se basó en su cercanía con la capital del país y en los recorridos que despachos de arquitectos como Échale a tu Casa y Pienza Sostenible, como pilares fundadores –aunque posteriormente se han unido otras 37 firmas– llevaron a cabo para estudiar la viabilidad de los propósitos.
En diciembre de 2017 se recibieron 450 solicitudes de viviendas que un par de meses después fueron revisadas. Se establecieron criterios de vulnerabilidad y así se dictaminó que las personas elegibles para recibir la ayuda deberían ser de bajos ingresos, no beneficiarias de otros programas, adultos mayores con capacidades especiales o madres solteras.
Otros destinatarios fueron Valentina y su esposo Reyes, matrimonio de la tercera edad que se acompañan de media docena de gansos, tres perros e innumerables pollos. Ahora tendrán dos recámaras, un baño y otro espacio en el que Valentina podrá colocar sus macetas en el umbral de la ventana. Así la pedí, pues ya muerta para qué quiero flores si no las voy a ver
, dijo.
Juana y Toño y sus dos hijos pequeños fueron otros de los hoy habitantes de una vivienda de mampostería que incluye un baño comunitario, ya que comparten el terreno con otras dos familias.
Las casas fueron construidas en 120 días. En febrero del año pasado comenzaron los acercamientos entre los beneficiarios y los despachos de arquitectos, y un año después se hace realidad lo que, como apuntó Adrián, “no fue choro como otras veces”.
A la par de la edificación de las viviendas y como parte de la reconstrucción del tejido social se gestó la Fundación Origen en la que participan especialistas que dan asesoría a la población, entre otras tareas.