l nombramiento de la doctora María Elena Álvarez Buylla como directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) fue bien recibido por la comunidad científica del país. Tiene méritos y experiencia académica suficientes y desde un principio anunció que reformaría a fondo la institución creada a principios del sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez. Ante todo, preferencia por los temas prioritarios del país, actualizar la legislación sobre ciencia y tecnología; cero burocracia inútil; fin a los grupos mafiosos
que deciden la aprobación de proyectos, becas y otros apoyos económicos; reducción de salarios de los directivos; los de algunos centros adscritos a la institución ganan más que el Presidente de la República; nada de dinero a influyentes empresas trasnacionales y locales.
Pero los cambios radicales y positivos en el campo de la ciencia y la tecnología encuentran escollos con el paso de los días. Primero, por la reducción del presupuesto que aprobó el Poder Legislativo para tales rubros, cuando en su campaña electoral el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió darle un aumento sustancial. Esa reducción afecta la labor de muchas instituciones. Luego, la polémica desatada por la iniciativa de una nueva ley presentada por la senadora Ana Lilia Rivera para lograr la transformación y reorientación del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación
, e incluye las humanidades. Se trata de una reforma que la comunidad científica solicita desde hace tiempo. Mas en su elaboración ignoraron a las instancias directamente afectadas por la nueva ley. Academias, universidades públicas, centros de investigación y otras instituciones no menos importantes se inconformaron. Ahora el Legislativo, a través de la senadora Beatriz Paredes, anuncia lo que se debió hacer con oportunidad y claridad: foros para discutirla detalladamente.
Como cereza del pastel, nombramientos inexplicables. En la Subdirección y Coordinación de Comunicación e Información Estratégica, alguien sin el perfil profesional para ocupar ese puesto, que honró en su momento y con enorme profesionalismo don Manuel Buendía. El designado era asesor de discursos
de la senadora Dolores Padierna. La protesta ciudadana lo obligó a renunciar. Luego, una defensora de los maíces originarios, pero en cuya hoja de vida destaca únicamente ser egresada de una hasta entonces Universidad de la Moda, se estrenaba como subdirectora ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Biodiversidad de los Organismos Genéticamente Modificados. Antes trabajó en la delegación Tlalpan. Se encargaba del tema de uniformes escolares
, aclaró su antigua jefa, Claudia Sheinbaum, quien recibe aceptación pública por su desempeño al frente de Ciudad de México. Además, la doctora Sheinbaum criticó esa designación pues, dijo, en el Conacyt debe haber funcionarios de alto nivel en cada cargo. Otro nombramiento cuestionado es el de una dama que sólo concluyó la secundaria: responsable administrativa del Fondo Sectorial Conacyt-Secretaría de Energía.
Es lamentable que, como si no tuviera cosas más importantes qué atender, el Presidente de la República sea quien precise en su comparecencia mañanera ante los reporteros, la separación del Conacyt de la egresada de la Universidad de la Moda. Y que se desconozca quién o quiénes obligaron a la directora del Conacyt a aceptar como parte de su equipo a personas sin las cualidades profesionales requeridas. En su carrera académica, la doctora Álvarez Buylla destaca por su seriedad y compromiso con la ciencia, por el rigor al hacer equipo con otros investigadores. Imponerle funcionarios (y aceptarlos) la expuso a la crítica generalizada. Y muy especialmente a la de quienes ven afectados sus intereses y prebendas con los cambios que se plantean para el Conacyt.
Espero que pronto se detallen los desvíos millonarios de recursos en esa institución. El vocero presidencial los calificó de mayores que los de la estafa maestra
. De ser así, es necesario conocer y sancionar a los que los cometieron.