Años después de que su madre, Ofelia Guilmáin, la escenificara, Lucía retorna al teatro con la obra La casa de Bernarda Alba.

En el drama lorquiano, ubicado a principios de la Guerra Civil española, Bernarda Alba es la representación de Franco, sostiene la actriz, antes de uno de los ensayos en el teatro Venustiano Carranza de la colonia San Rafael desde ayer y hasta el 7 de abril, con funciones los domingos, a las 18 horas.

La actriz, con más de cuatro décadas de trayectoria, desde su debut en el filme Río escondido, en 1965, señaló que la obra tiene un simbolismo con los acontecimientos de ese época franquista: la abuela loca que dice las verdades y la represión que padecen las cinco hijas con su aislamiento del mundo exterior.

El montaje versa sobre un severo luto de ocho años impuesto por Bernarda, de 60 años, luego del fallecimiento de su segundo esposo.

Por su parte, Miguel Alonso, director del montaje, destacó que es un trabajo muy importante por el impacto que tuvo en la sociedad española, a pesar de que estuvo vetada por la rigidez franquista durante casi 10 años hasta que se montó en Buenos Aires en 1945.

Alonso, egresado del Centro Cultural Virginia Fábregas, vivió dos años en España. Se hizo seguidor de Federico García Lorca al viajar y residir en Granada.

Sobre la puesta en escena, comentó que cuenta con un cuadro de buenas actrices, disciplinadas, con formación en los tablados teatrales, pues, considera, que es una obra que requiere de talento y no de estrellas o luminarias.

Aceptó que el montaje de una obra es caro y debido a ello ha implementado promociones como la compra de boletos anticipada con un descuento.

Acompañan a Guilmáin en los papeles principales dos actrices con larga carrera teatral: Evangelina Martínez y Beatriz Moreno. Completan el cuadro Judith Serrano, Jacqueline Bribiesca, Karla Saenz, Jessica Gámez y Vanessa Marroquín.

El teatro Venustiano Carranza está ubicado en Antonio Caso, casi esquina con Insurgentes Centro, en la colonia San Rafael.