Berlín. La mayor expectativa y gran sorpresa en la jornada de ayer en la Berlinale fue la presencia del escritor italiano Roberto Saviano, especialista en la mafia de su país. En competencia se presentó la adaptación de su novela Pirañas, la cual será distribuida como La Paranza dei Bambini, cinta de la cual el mismo Saviano es autor del guion.

El director Claudio Giovannesi muestra a Nicola, un adolescente de 15 años y sus amigos, quienes deciden tomar el control de su barrio en Nápoles cueste lo que cueste, declarando así un estado de guerra permanente. Los actores que participan en la cinta son jóvenes habitantes del barrio de Sanitá, donde se desarrolla la historia.

Acerca del amago del ministro del Interior, Matteo Salvini, de retirarle su escolta policial, Saviano aseguró que no se dejará intimidar.

Estoy sereno. Continuaré contando lo que pasa. No me dejaré intimidar por las amenazas sistemáticas del ministro del Interior, dijo Saviano durante la rueda de prensa del filme.

Salvini afirmó el año pasado que debería evaluarse si Saviano seguía necesitando la escolta con la que vive tras la salida en 2006 de su libro Gomorra, sobre la mafia napolitana y las amenazas de muerte que recibió.

La escolta no es un privilegio, es un drama tener que recurrir a ella, indicó. Hay decenas de periodistas bajo protección en Italia y en Europa (...) Europa ya no es un territorio seguro para quienes describen lo que pasa, deploró.

Catalanes regresan premio

En tanto, Álvaro Longoria, codirector junto con Gerardo Olivares del documental Dos cataluñas, devolvió ayer el premio Cinema for Peace, que recibió el lunes de manos de Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat, en un acto organizado dentro de la Berlinale.

▲ Tilda Swinton (izquierda) y su hija Honor Swinton Byrne posan antes del estreno de la película The Souvenir en la Berlinale.Foto Ap y Afp

Longoria denunció que se sintieron instrumento de una manipulación, lo que no les sentó nada bien, ya que no representa el espíritu del documental Dos cataluñas –por el que recibieron este premio–, que busca neutralidad y que denuncia el intento de manipulación informativa.

Aseguró que los organizadores del galardón prometieron que aunque Puigdemont iba a asistir a la ceremonia, “no se iba a ligar su presencia con un hipotético premio y en caso de que ganaran, se les mantendría separados.

Desde nuestra ética profesional no podemos aceptar este tipo de cosas, por lo que decidimos devolver el premio, señaló el director y productor.

Netflix, productora del documental, apoyó a los directores en su decisión de devolver el galardón.

Por otra parte, Ana Schanelec (1962), una de las principales representantes y fundadoras de La escuela de Berlín, compite por el Oso de Oro con Estuve en casa, pero..., su séptimo largometraje, que estrenó ayer.

Con estilo pausado, meditativo y que exige –de acuerdo con la crítica cinematográfica– no intentar encuadrarla en algún estilo o género, los 100 minutos de la cinta relatan el día a día de una familia: la madre con dos hijos que han perdido al padre recientemente fallecido.

La realizadora alemana, también catedrática de la Escuela Superior de Cine de Hamburgo, dijo que trata de ayudar a los estudiantes a que dejen de preocuparse por cumplir con las expectativas del público, pues esta preocupación no es productiva, no se puede llegar a nada si se tiene temor a no ser entendido.