Un muro lleno de agujeros
a noticia sobre la contratación de cientos de trabajadores sin documentos migratorios en las empresas propiedad de Donald Trump (Washington Post, 8/2/2019) no es nueva. La carrera empresarial del presidente estadunidense ha estado llena de anomalías. Varios autores han documentado la forma en que la familia de éste ha erigido su imperio y la frecuencia con que ha lindado en lo ilegal. En la Enciclopedia Británica se pueden encontrar algunas líneas al respecto.
A principios del siglo 21, la organización Trump incluía unas 500 compañías: entre hoteles, centros de recreo, edificios de departamentos y oficinas, mercancías, entretenimiento, televisión y hasta una universidad. Entre 1991 y 1992, sus tres casinos y el emblemático Hotel Plaza de la ciudad de Nueva York quebraron por mala administración y por un sinnúmero de demandas, entre ellas las de no pocos trabajadores hispanos que han trabajado en ellos, cuyos salarios fueron escatimados por los administradores del señor Trump, aprovechándose de su calidad de indocumentados. La culminación de esta serie de tropiezos y fraudes de quien se describe a sí mismo como el negociador por excelencia, fue la multa de 25 millones de dólares que tuvo que pagar a los estudiantes de su universidad a consecuencia de la supuesta enseñanza que en ella se daba y que a fin de cuentas resultó un fraude más.
La hipocresía que esconde larga historia no estaría completa si se olvida que Trump es sólo uno de los miles que se han beneficiado de la mano de obra indocumentada. No es extraño que entre muchos de los benefactores, particularmente en el Partido Republicano, estén quienes se han opuesto a una reforma migratoria que ofrezca la vía para que millones de esos trabajadores indocumentados se incorporen a las nóminas oficiales de cientos de empresas. La obligación de pagar los salarios y los beneficios sociales establecidos por la ley, tales como medicina, educación y seguro social, gravitarían en contra de todos los que se benefician con el trabajo que en las sombras
realizan.
La revelación de los cientos de trabajadores indocumentados que han sido fundamentales en la construcción del imperio de la familia Trump es sólo una muestra de lo que subyace en decenas de imperios que se han construido sobre la misma base.
En el fondo, el muro de Trump debe estar lleno de agujeros para que se continúen beneficiando muchos de quienes lo apoyan. Y él no lo ignora.