Nezahualcóyotl, Méx., En el argot carcelario hazme valer te lo dice tu compañero de celda cuando se encuentra muy amolado y quiere apoyo con una moneda, un taco, una cobija o unos tenis. En el exterior hazme valer se ha convertido en una campaña para exigir la liberación de ocho personas que enfrentan proceso penal o purgan condenas de 10 a 50 años en cinco penales del estado de México, aun cuando se presume que son inocentes.

Óscar Hernández Neri, profesor y luchador social, quien pasó cuatro años y siete meses en prisión, es quien encabeza el movimiento en favor de los reos oriundos de los municipios de Acolmán, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chicoloapan, Ixtapaluca y Texcoco.

El también director de la Preparatoria Oficial de Chicoloapan y ex catedrático de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, recuerda que fue liberado hace dos meses tras ser absuelto de homicidio. Hoy representa la causa de algunos inocentes que están en prisión.

En reclusión, la mayoría de las personas viven en la miseria. Allí la solidaridad se vuelve necesidad, sostiene el profesor, quien tiene dos maestrías y un doctorado.

Hazme valer es lo que pide Raúl Palacios González, quien fue sentenciado a 50 años por secuestro y ha pasado 17 años y ocho meses de su vida recluido. Su delito fue conocer a la familia Urbina Bedolla, del poderoso político priísta de Tecámac, Aarón Urbina Bedolla.

Hernández Neri asegura que, en libertad, Palacios González era empleado del ayuntamiento de Ecatepec. Fue detenido y lo hicieron pasar por secuestrador; al paso del tiempo se demostró que se trató de un autoplagio. Aun así, fue detenido ilegalmente, brutalmente torturado e incomunicado, acusado por la familia del influyente personaje de la política mexiquense.

Hazme valer pide también Héctor Michell Lemus González. Él fue un estudiante ejemplar de la preparatoria 55 y, como deportista, ganador regional en artes marciales. Lleva preso cuatro años y cuatro meses como parte de una sentencia de 35 años de prisión por secuestro. Hernández Neri asegura que el joven fue detenido ilegalmente, torturado e incomunicado y en su proceso hay anomalías. Luego de tres meses de estar de-saparecido, su familia lo encontró en el penal federal de Nayarit. Hoy purga condena en la cárcel Molino de Flores, en Texcoco.

Emmanuel Tarrio Olivar era estudiante universitario cuando fue aprehendido. Fue sentenciado a 32 años por secuestro. Primero fue acusado de lesiones, luego de actos libidinosos y privación ilegal de menores, finalmente sentenciado por secuestro. Hernández Neri asegura que es inocente.

Ángel Cornejo Velázquez es músico y ha viajado a muchos países de América y Europa. Pero un día se emborrachó en la Feria del Caballo, en Texcoco. Junto con su amigo, también músico, conocieron a unas chicas y terminaron la parranda en su vivienda. Se fue a dormir y, al otro día encontró a su amigo sin vida en la sala.

El Ministerio Público determinó que falleció por congestión alcohólica, pero después lo revirtió y aseguró que murió por estrangulamiento. El también estudiante universitario lleva preso un año y nueve meses y purga sentencia de 10 años por homicidio simple. El juez no tomó en consideración sus pruebas, ni testigos. También es inocente, dice Hernández.

A esos casos se suma Jacobo Universo López Piñón, sentenciado a 50 años por homicidio calificado; Ernesto Moranchel Zúñiga, a 13 años y siete meses por robo con violencia a casa habitación; y Gerardo Agustín de Jesús Narváez y su hijo Gerardo Oliverio de Jesús Cortez, quienes están bajo proceso penal por el delito de extorsión.

El profesor Hernández Neri, quien encabeza la campaña Hazme valer, confía en que la presión social obligue a las autoridades judiciales a revisar los casos de estos ocho reclusos.