Economía
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Al año, 50 millones de toneladas de basura electrónica
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de febrero de 2019, p. 15

Bruselas. Expertos mostraron su preocupación por un nuevo problema para el comercio global: la basura electrónica, que supone un gravamen adicional para los productores de medios tecnológicos, sobre todo en Europa.

Este fin de semana algunos medios europeos reportaron el asunto, que sobresalió en la semana que concluye y preocupó a los ambientalistas, pero también a las empresas de informática y a otros rubros vinculados con el problema.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirmó que se debe luchar contra el tsunami de desperdicios electrónicos. Ese criterio lo apoyó en que al año se producen 50 millones de toneladas de basura de esos artículos, y si no se controla esa situación la cantidad podría duplicarse en 2050 y llegar a 120 millones de toneladas.

La OIT expuso que es difícil imaginar 50 millones de toneladas. Ese peso, dijo, equivale a toda la flota aérea comercial construida a lo largo de la historia o a 4 mil 500 torres Eiffel.

Se trata de basura suficiente para cubrir una superficie de las dimensiones de Manhattan. Esto corresponde a los residuos electrónicos que producimos sólo en un año, recalcó.

Esa montaña de basura, compuesta por pantallas, cables, chips y placas madre, se alimenta del deseo de los seres humanos por tener dispositivos electrónicos, muchos conectados a Internet.

Sólo 20 por ciento de residuos electrónicos del mundo, enfatizó, se reciclan formalmente. El resto, con frecuencia es quemado o termina en un vertedero.

Los trabajadores más pobres del mundo, apuntó, son los que se encargan de desmantelar o quemar las miles de toneladas de residuos electrónicos.

Esa actividad rudimentaria de minería urbana impacta el bienestar de las personas y genera una contaminación incalculable, alertó.

Por tanto, se trata de un problema con varias aristas que puede afectar el futuro tecnológico y económico de los países.

Un mundo digital e interconectado contribuirá a acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, lo que ofrece oportunidades sin precedente para las economías emergentes. Si hacemos lo correcto, expuso, veremos que menos minerales preciosos, metales y recursos botados terminarán en la basura.