América se sacudió la mala experiencia de hace una semana. Sólo un par de goles, pero qué pieza de arte mayor sacó Renato Ibarra y casi al final una intervención del VAR que derivó en el penal que marcó Róger Martínez. Sólo eso para vencer 2-0 a un Querétaro que no sabe ganar en el torneo de Liga. Una tragedia alargada en entregas semanales.

Gallos sin mucho que presumir. Al contrario, en cinco fechas sólo conocen el dolor de la derrota. Las Águilas, con el sabor agridulce de la semana pasada ante Monterrey.

América salió como si tuviera que lavar la honra, tras la racha de 23 partidos sin derrota. Así que buscaron acorralar a la zaga del Querétaro, temerosa por momentos, ingenua, incluso. Ni cinco minutos y los pelillos de la nuca de los Gallos Blancos se erizaron con la atajada de Nicolás Navarro, quien al caer con el balón se le escabulló y quedó en la línea de gol, pero sin cruzarla.

Por eso Renato Ibarra apareció pronto con una jugada cincelada, atrevida. Paul Aguilar se la manda al ecuatoriano. Demasiado lejos, 30 metros al menos, necesitaría una filigrana de toques laterales para que representara peligro. En cambio, Ibarra apostó por el genio y la locura, disparó a larga distancia y tan bien colocado que por más vuelos coreográficos de Navarro; eso era gol aquí y en cualquier parte.

Con la ventaja al minuto 13, América cedió terreno. Con ese gol ya no había impaciencia y apostaron por rodar la pelota, por consolidar en la retaguardia, a la caza de una salida vertiginosa. Eso, sin embargo, le abrió posibilidades a Gallos. Por ahí algunos amagos, un tiro que sacudió el arco de Agustín Marchesín. Javier Güémez quiso sorprender y casi lo logra.

El intermedio era urgente, pues ambos clubes se relajaron y peloteaban sin gran ambición, poco emotivo ese cierre.

Si el fantasma del VAR y la actuación de Fernando Guerrero de hace una semana rondaba la cancha, los americanistas estaban ofendidos por una racha que están convencidos que se las arruinó el árbitro y su repentina pasión por las tarjetas y la pantalla. El silbante de ayer, Jorge Isaac Rojas, eligió no comprometerse y dejar correr alguna jugada dudosa.

El técnico de Gallos, Rafael Puente, se fue al vestidor pensativo, cabizabajo, y volvió así, preocupado por lo rumbo de su equipo. Y algo cambió, rondaron el área y la posibilidad del empate.

El final parecía más peligroso para América, pero apareció el VAR. El árbitro fue a la pantalla y no titubeó para decretarlo. Martínez asestó el golpe letal. Gallos está en el fondo sin victorias.

Mientras América festejaba, Nicolás Castillo era recibido con euforia en el aeropuerto capitalino.