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López Obrador llama a la unidad a tlaxcaltecas para superar los rezagos

Las pérdidas por el huachicol, de $65 mil millones, cuadriplican el presupuesto de la entidad, explica

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Periódico La Jornada
Viernes 1º de febrero de 2019, p. 5

Tlaxcala, Tlax., Por tercer día consecutivo el presidente Andrés Manuel López Obrador aludió al litigio promovido por ex socios del Grupo Modelo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuya finalidad era que les regresaran impuestos. Ya estaba un proyecto en la Suprema Corte a favor de que se les devolviera el impuesto sobre la renta e intervenimos. ¿Y saben qué? Se cambió la resolución.

Sin abundar en los pormenores de esa intervención, ofreció más detalles acerca del desenlace de la querella de quienes vendieron sus acciones en 260 mil millones de pesos.

En forma vehemente, López Obrador preguntó: ¿Saben cuánto tendríamos que haber pagado si se hubiese aprobado esa resolución mañosa, tramposa, corrupta?: ¡35 mil millones de pesos! El problema de México no es la falta de presupuesto, es la corrupción. Y ya le llegó el día a la corrupción.

Este fue el colofón de la arenga que comenzó con señalamientos a los empresarios de mero arriba por su comportamiento en materia fiscal: Existía la mala costumbre de que a los de arriba, a los de mero arriba, no a todos, pero sí a un grupo considerable, se les devolvían los impuestos que pagaban. Muchos no pagaban y cuando pagaban les devolvían los impuestos porque tenían despachos de abogados fiscalistas que siempre metían denuncias contra Hacienda y se les tenía que devolver.

En estos momentos del discurso el Presidente ya le había conferido dotes fantásticas al combate a la corrupción. Es la fórmula mágica, aseguró ante miles de tlaxcaltecas, que servirá para mejorar el sistema de salud, la educación, atender las demandas sociales, a los adultos mayores y a los jóvenes, al detallar sus principales programas.

Explicó que sólo las pérdidas por el huachicol, estimadas en 65 mil millones de pesos al año, cuadruplican el presupuesto anual de Tlaxcala; comparación que causó asombro entre los asistentes.

Ante un auditorio dividido entre filias y fobias con el gobernador Marco Mena, de extracción priísta, preguntó: ¿Se pueden imaginar cuánto rezago hay?, ¿cuánto atraso? Y apeló otra vez a las escrituras religiosas: El pueblo tiene hambre y sed de justicia. ¡Está en la Biblia! dijo, al enfatizar la irrefutable verdad de esa máxima que retomó Francisco I. Madero en su lucha contra el porfirismo.

El encuentro con los tlaxcaltecas arrancó con un estruendoso grito: ¡Fuera Mena! ¡Fuera Mena!

Pero al aludido no le alcanzaron las huestes tricolores para acallar el abucheo.

Sin perder la compostura ante López Obrador, Mena obtuvo el respaldo que ansiaba. El Presidente le dio una palmada en la espalda y un apretón de manos, señales con las cuales amainaron las protestas en forma parcial.

Eran expresiones del beneplácito presidencial a su colaboración, aunque hubo más expresiones de desaprobación que obligaron al Presidente a pronunciarse en forma explícita.

Yo sé que hay celos, hay sentimientos, pero tenemos que unirnos todos. Les quiero decir, con toda franqueza, que estamos trabajando de manera coordinada con el gobernador, a quien agradeció las facilidades para el trasladado de la Secretaría de Cultura a la entidad.