La natación artística, lo que en el pasado era el nado sincronizado, tiene enormes desafíos para este año y los venideros con un equipo donde la juventud florece y la experiencia se refleja en los ojos y sonrisas de las integrantes que diariamente, en doble sesión, atienden las indicaciones de la entrenadora nacional Adriana Loftus acompañada de la ucraniana Anna Voloshyna, quien la apoya en la técnica y coreografía.

En la alberca del CNAR, Loftus reconoce tener esa sensación de presión que tuvo hace casi 23 años, cuando clasificó al equipo a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Ahora se presenta la oportunidad de lograr el boleto para Tokio 2020 en tres certámenes y aunque aún lo ve difícil no se desalienta, porque también hay que pensar en París 2024, Los Ángeles 2028, y no descartar otra justa olímpica en México.

Con un cuadro renovado, Adriana sabe que la apuesta es enorme hacia un deporte que es muy subjetivo y en el que la política influye y pesa. No pone en duda su trabajo ni la trayectoria que la avala, pero sí, de las cosas externas que pudieran darse si no se logra el pase.

“La nueva presidenta en la natación artística de la Federación Internacional de Natación (FINA) es canadiense, y México estará peleando el pase con ese país y las estadunidenses en los Juegos Panamericanos de Lima, el Mundial de Corea del Sur y la última eliminatoria en Tokio entre marzo y abril (en 2020).

Calidad y entrega

Por mí no va a quedar porque no tengo el control (en los jueces), lo que sí puedo es realizar la mejor coreografía porque conozco a mis atletas y sé de su calidad y entrega, asevera.

A Voloshyna, quien llegó con su hija de meses, sólo le quedan 15 días más de asesoría para estar con las mexicanas y dar los conocimientos que acumuló como la mejor solista y duetista de Ucrania con un cuarto lugar olímpico en Río 2016 y 11 veces medallista mundial, porque le sorprende el gran avance que ha logrado México al llegar a las finales del orbe en Budapest, en solo, dueto y equipo.

Si Nuria Diosdado es la de mayor experiencia, su nueva compañera Joana Jiménez está feliz de tener la titularidad. Esperó tres años como suplente y al fin tuve mi recompensa, dice la primera finalista mundial en solo técnico que califica esa actuación como mis 15 años.