Viernes 1º de febrero de 2019, p. 7
Los recientes trágicos acontecimientos en nuestro México, como el huachicol, la grave corrupción e impunidad, significan una profunda crisis de valores y de liderazgo.
Es un hecho que los modelos de formación de líderes han fracasado. A raíz de mi experiencia profesional de más de 40 años, distingo claramente entre un líder auténtico y un antilíder. El primero construye, educa, da esperanza, inspira y logra resultados positivos para el bien común social. El antilíder destruye, es egoísta y perverso, así como corrupto y promotor de la inseguridad y el crimen entre otros males sociales.
Nuestra patria, hoy por hoy, está urgida de contar en sus líneas de mando, en todas las áreas y a todos los niveles, de auténticos líderes que sean los pilares de nuestra nación que todos queremos para las próximas generaciones de mexicanos.
El tema de inteligencia espiritual no tiene que ver para nada con alguna religión o ideología social o política. Se trata de una dimensión universal de la inteligencia, derivada de la naturaleza humana que tiene que ver fundamentalmente con valores, es decir, con un código ético que sea el fundamento de los proyectos y decisiones de todo servidor público. Además, la inteligencia espiritual implica una introspección de los líderes que tiene que ver con darle a su vida y trabajo un significado trascendente.
Este tipo de inteligencia en el perfil de líderes y directivos es una nueva inspiración y llena un hueco que ha estado pendiente desde muchos años atrás en la literatura y doctrina sobre el tema.
Ayer, en el restaurante-librería Otro Lugar de la Mancha, de Polanco, se presentó el libro de Alfonso Siliceo Aguilar Liderazgo con Inteligencia Espiritual, con la participación del licenciado y maestro Jose Agustín Ortiz Pinchetti, el licenciado José Ángel Villalobos Magaña y el doctor Enrique Reig Pintado. El moderador de dicha presentación fue el licenciado y maestro Bernardo G. Angulo Belloc.
El ingeniero Alfonso Romo Garza da testimonio en este libro con la siguiente reflexión: Cuando sabemos que el liderazgo es sobre todo tema de empatía y no sólo de eficacia organizativa, se abren nuevos horizontes. El libro de Alfonso Siliceo Aguilar es precisamente eso: la propuesta de un nuevo liderazgo basado en el bien y la proclamación de la compasión, sustentados en la sabiduría y en la paz interior. Un liderazgo para construir mejores sociedades y mejores empresas
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Autoconocimiento trascendente
Según Alfonso Siliceo, todos los seres humanos tenemos la gran necesidad de tener un diálogo interior.
Nuestro mundo occidental, a pesar de las propuestas de Aristóteles y la sentencia de conócete a ti mismo
, no nos ha brindado los medios educativos y de desarrollo intrapersonal para una reflexión y autoconocimiento que sea la base del desarrollo humano integral. Las siguientes cinco dimensiones, que forman parte de lo que llamo autoconocimiento trascendente, serán la base de una introyección y análisis existencial para poder pensar y sentir con inteligencia espiritual.
Este modelo de autoconocimiento puede ser útil para cualquier persona que busque un crecimiento integral. Sin embargo, para todo líder, el autoconocimiento trascendente resulta esencial y necesario para enriquecer su autoconcepto y la definición o redefinición de su misión y proyecto de vida, así como los valores que deben inspirar su tarea como líder, condición necesaria de la felicidad y paz interior.
Las cinco dimensiones del autoconocimiento trascendente son: conocimiento personal profundo, misión personal, expansión de la conciencia, felicidad y paz interior, de frente con la muerte, para trascenderla.
La Cuarta Transformación de México
Las buenas intenciones y el sentimiento patriótico que entraña la Cuarta Transformación que hoy enarbola el nuevo gobierno, requiere como parte de esta transformación una nueva cultura ética que reclama por sobre todo el amor a la patria.
No era posible un liderazgo de continuidad de los gobiernos anteriores. El liderazgo de cambio que hoy se perfila con el presidente Andrés Manuel López Obrador debe estar fincado en una convergencia de valores y de ideales que con una visión compartida de todos los mexicanos, especialmente servidores públicos, empresarios y sindicatos, puedan solidariamente enfrentar los grandes retos que México reclama. Para ello debemos: revitalizar nuestro patriotismo; promover los valores universales que nos den soberanía, libertad, justicia y compasión; la formación de líderes honestos, entendiendo la honestidad como punto de partida y punto de destino; la generación de un nuevo espíritu político y de servicio público que sea la inspiración de todo acto de gobierno y políticas públicas.
Ojalá que el gobierno que comienza no pase por alto la oportunidad de hacer historia, de marcar una diferencia, de no pasar desapercibido de dejar huella, por atreverse a hacer más de lo que el político promedio ha hecho hasta ahora.
El momento que vivimos nos coloca ante el mayúsculo reto y responsabilidad de defender y salvaguardar a nuestra patria de todo aquello y de quienes impidan su desarrollo y destino. El promisorio destino que queremos para nuestros hijos, nietos y bisnietos, está hoy en nuestras manos. Para esta gran tarea necesitamos auténticos líderes que estén a la altura de las circunstancias del México actual.
Por ello, el tema de liderazgo y sus consecuencias está implícito en cada página de este libro, debiendo recordar al gran historiador Daniel Cosío Villegas, quien señaló, con mucho acierto, que el gran problema de los países es que pocas veces tienen líderes a la altura de las circunstancias.