La reducción en el número de estudiantes que buscan ingresar a las normales del país no sólo es resultado del desprestigio de la labor de los maestros, sino de permitir, entre otros factores, que el ser profesor deje de ser una labor de Estado y que se permita que cualquier egresado universitario pueda acceder a al magisterio mediante un examen de ingreso estandarizado, afirmaron profesores normalistas.

Luego que el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, afirmó que debido a la creciente denigración de los maestros, con la implementación de la reforma educativa, se afectó la matrícula de las escuelas normales, especialistas destacaron que las causas de este fenómeno son múltiples.

Juan Manuel Rendón, ex director de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), destacó que la disminución en la matrícula que atienden las normales se debe no sólo al desprestigio de la tarea educativa, también al impulso que se le dio en las pasadas administraciones al imponer el examen de ingreso estandarizado como mecanismos para acceder a las aulas, y abrirlo a todo universitario, pese a no tener ninguna formación normalista.

A ello se suma, dijo, el abandono presupuestal y de infraestructura que enfrentan las normales públicas del país, y a la imposición de planes y programas de estudio ajenos a la realidad que van a enfrentar los futuros maestros en las aulas, como ocurre actualmente con la malla curricular 2018 en la que se da prioridad a la enseñanza del inglés en la formación de nuestros alumnos, pero no de materias fundamentales como pedagogía.

El estudio La educación normal en México. Elementos para su análisis, elaborado por el INEE, destaca que el mayor número de alumnos en este subsistema educativo se alcanzó en el ciclo escolar 2000-2001, cuando se registraron 200 mil 931 normalistas en todo el país. Sin embargo, durante los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, se enfrentó una considerable reducción de la demanda.

Óscar Cortés, profesor-investigador de la BENM, indicó que el punto clave para este derrumbe de la matrícula es cuando se abandona la profesión docente, que deja de ser una profesión de Estado, y se abre a todas las carreras universitarias como un asunto meramente meritocrático, donde las escuelas normales dejan de tener la exclusividad en la formación de los futuros educadores.