El poeta guatemalteco falleció el lunes pasado por complicaciones de una cirugía intestinal
Los indígenas somos algo vivo, presente, cotidiano, no estamos sólo en los libros, solía decir el autor guatemalteco. La imagen fue tomada en el Parque Hundido de la Ciudad de México en octubre de 2018.Foto José Carlo González
Miércoles 30 de enero de 2019, p. 5
Guatemala y el mundo de las letras de América lloran la sorpresiva muerte del poeta maya-k’iche Humberto Ak’abal, ocurrida la noche del lunes.
La noticia fue difundida por la prensa de su país, la cual detalló que el escritor falleció a las 20:40 horas del 28 de enero en el hospital luego de complicaciones derivadas de una cirugía intestinal.
El autor participó en octubre del año pasado en el Festival de Poesía Las Lenguas de América Carlos Montemayor, que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuando entusiasmó al público que colmó la sala Nezahualcóyotl con su canto, que es, señaló entonces, la voz del espíritu de todo el continente.
En Guatemala, colegas y amigos se organizaron de inmediato para rendir homenaje a quien difundió en todo el mundo la palabra maya-k’iche. El diario guatemalteco Prensa Libre reportó que Javier Payeras, también poeta, preparaba el montaje de una obra de teatro en honor a la obra de su amigo Ak’abal, con la intención de reconocer su aporte a la poesía. Se tenían previstas varias actividades culturales para difundir sus poemas, como lecturas y la publicación de una selección de versos. Humberto estaba muy contento con el proyecto
, dijo.
Al mismo tiempo, añade el diario, está en marcha la publicación de una selección de poemas, con la editorial Catafixia.
Además, se tenía previsto desde hace meses realizar un homenaje al poeta en la XVI Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua), que se realizará del 11 al 21 de julio de 2019, a la que asistirá como invitado especial el estado de Chiapas.
El periódico Prensa Libre recoge que, según el presidente de la asociación de editores de Guatemala, Philippe Hunziker, Ak’abal estaba enterado desde el año pasado del homenaje que se realizaría en su nombre. Habíamos tenido comunicación con él y había recibido la noticia con entusiasmo. Lamentamos tener que hacer el homenaje sin él
, agregó.
Humberto Ak’abal nació en Momostenango, Totonicpán, Guatemala, en 1952. En 1993 su obra Guardián de la caída de agua fue nominado Libro del Año y galardonado con el Quetzal de Oro por la Asociación de Periodistas Guatemaltecos. Tres años después dio a conocer su poemario Ajkem Tzij / Tejedor de palabras, que fue editado por la Unesco. Recibió el Premio Internacional de Poesía Blaise Cendrars en 1997, en Neuchatel, Suiza, y el Premio Continental Canto de América, de la Unesco, en 1998.
En 2003 declinó recibir el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias, que otorga el gobierno guatemalteco, con el argumento de que no aceptaría un reconocimiento otorgado por el país que aplastó a sus ancestros. Sus obras han sido traducidas a francés, inglés, alemán, italiano y otros 15 idiomas.
El 29 de julio de 2018, según narraba él mismo, cumplió uno de sus grandes sueños: ofrecer un recital en su natal Momostenango.
Durante su visita a México el año pasado, Ak’abal señaló en una entrevista ofrecida a La Jornada (3/9/18) que la sabiduría de los pueblos indígenas podía ayudar a recomponer el caos del mundo contemporáneo.
Ahora que el planeta se está desmoronando, la humanidad comienza a buscar nuestros conocimientos ancestrales. En la medida en que otros pueblos y culturas abran su pensamiento, podrán aprovechar mejor esa riqueza; los indígenas somos algo vivo, presente, cotidiano, no estamos sólo en los libros
, afirmó el autor durante su participación en la quinta Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios que organizó la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
En su obra, Ak’abal aborda desde la construcción del sujeto indígena hasta la denuncia y el lamento, sin olvidar los cantos a la belleza y los profundos sentires del ser humano. También escribió cuentos y ensayos y elaboró antologías de autores indígenas de la mano de Carlos Montemayor, uno de los colegas con los que echó a andar el festival de la UNAM.
Ak’abal fue distinguido en Francia en 2005 como Caballero de las Artes y las Letras. Para él no existían idiomas grandes ni pequeños, “todos se manifiestan en el mismo nivel; eso es fundamental, porque se reivindica a las lenguas primigenias, las que ya se hablaban en América antes de la llegada de los españoles.
La poesía me ha servido como el medio para poder transmitir mis sentimientos y pensamientos. Nunca fui lo que algunos hubieran querido, un poeta militante; no creí que ese fuera el camino. Siempre he pensado que el hecho de forzar a la lengua a decir lo que uno piensa y siente es todavía mucho más valeroso que hacer poesía de militancia.
Buen viaje, corazón
, escribió una de las grandes amigas del poeta, su colega juchiteca Natalia Toledo, quien despidió a Ak’abal con los versos en maya de su entrañable amigo: “Ri abaj / Man xa ta che ri abaj emem, xa kakik’ol ri kich’awem (Piedras / No es que las piedras sean mudas, / sólo guardan silencio).