Cualquier migrante centroamericano menor de edad que ingrese a México tiene derecho a contar con una visa humanitaria temporal, aun cuando viaje sin estar acompañado de algún pariente o no se integre a las caravanas, aseguró Christian Skoog, representante en el país del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Aunque no vengan acompañados, los niños o adolescentes no deben ser devueltos (a su país de origen), sino ser protegidos, brindarles acceso a los servicios de salud y proporcionarles la información necesaria para decidir si quieren solicitar asilo para permanecer en México, indicó el funcionario, entrevistado en el Inegi, donde participó en la presentación del informe El derecho a la identidad.

Elogió la política migratoria del nuevo gobierno al sostener que es muy buena porque se basa en dar un trato digno y de respeto a los derechos humanos de los migrantes, pero comentó que debe verse cómo se implementa. Agregó que el Unicef trabaja con las autoridades mexicanas en ello, a fin de que no haya detenciones ni separación de familias o repatriaciones forzadas de los niños. Las autoridades han manifestado que quieren una migración ordenada y se registra a las personas para darles el apoyo necesario.

Insistió en que todos los migrantes tienen los mismos derechos que los mexicanos en territorio nacional. Para asegurarse de que se respetan sus garantías, el personal del Unicef realiza una labor de acompañamiento a las caravanas, sobre todo en Tapachula y Tijuana, pero también a lo largo del camino y, particularmente, en los aproximadamente 40 albergues que se instalan en la ruta hacia Estados Unidos, coadyuvando con las autoridades locales para proporcionarles información, sostuvo Skoog.

Indicó que en la caravana de migrantes centroamericanos que desde el viernes 18 de enero comenzó a ingresar a territorio mexicano y de la que ya suman 6 mil personas, hay menos niños de los previstos. Viajar en grupo, aseveró, genera mayor protección a los menores de edad, aun cuando lleguen a presentarse problemas entre ellos.

Eso contrasta con las caravanas registradas a fines de 2018, en las que, de casi 10 mil personas que participaron, hasta 35 por ciento eran niños. Sobre todo adolescentes que viajaron con sus padres u otros familiares, porque hubo pocos niños de temprana edad, aclaró, y aunque pocos, sí se detectaron casos de violencia contra ellos, como los adolescentes asesinados en Tijuana.

De cualquier manera, puntualizó que aunque sean pocos los menores en esta caravana, cada uno cuenta y es importante asegurar un procedimiento para protegerlos. Si viajan solos y deciden permanecer en México, las autoridades deben realizarles un diagnóstico, investigar si tienen familiares aquí, asegurar que tengan acceso o apoyo médico, sicosocial y escuela.