Es necesario el equilibrio entre cerebro y corazón, considera el pianista italiano Pietro de María (Venecia, 1967), quien a los 13 años ganó el primer concurso internacional Alfred Cortot, de Milán. Cuando eres niño tocas con todo el instinto. Después comienzas a utilizar más tu cabeza, eso es fundamental, comenta en entrevista el intérprete que visita nuestro país invitado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Federico Chopin y Serguéi Rachmáninov son los compositores elegidos para inaugurar hoy el tercer Festival Internacional de Piano en la sala Nezahualcóyotl, organizado por la dirección de Música de la UNAM.

Piezas cortas, variadas y de contrastes se ensamblan en el recital: del polaco hay mazurcas, scherzos y nocturnos, mientras que del ruso se tocarán los Études-tableaux opus 39, en la segunda parte del recital. Me parece un bonito programa; también es variado, opina.

Siempre digo que hay que acariciar el piano. Es importante la soltura y no golpearlo, explica el interprete de 52 años, en su cuarta visita a nuestro país. Desde muy joven ya destacaba, y el concurso Alfred Cortot fue el principio de una larga lista de reconocimientos. Estudió con Giorgio Vianello y Gino Gorini en su natal Venecia, después con María Tipo en el conservatorio de Ginebra.

Se dice que Chopin es el poeta del piano, y es verdad. Pero también de todos los compositores románticos es el que tiene mayor atención para el contrapunto. En ese sentido es el más barroco de los románticos, considera sobre el músico polaco, quien es un buen conocido para De María, ya que fue el primer italiano en tocar la obra completa para piano de Chopin, que hizo perdurar en discos.

Siempre me ha encantado, desde los ocho años lo quería tocar. Me ha acompañado en mi desarrollo, así que hace algunos años fue una consecuencia natural tocar todas sus obras en concierto y también grabarlas, cuenta en español, con un acento de denota su calidad de extranjero, aunque con amabilidad que destaca.

Agrega que la de Chopin es una música muy dulce y poética, pero hay muchos contrastes. Tiene una narración épica. Era un maestro de la armonía. Algunas de sus últimas mazurcas, en algunos pasajes, casi parece más Wagner.

Por otra parte, los estudios del Opus 39 son una obra tardía de Rachmáninov, con un lenguaje armónico, es más complejo que las primeras obras, por eso lo encuentra muy interesante.

Recién llegado al país, De María conversa sobre las actividades que lo ocuparán esta semana. Tendrá una agenda agitada, pues el 26 y 27 de enero participará como solista con la Orquesta Filarmónica de la UNAM y el mismo 27 inaugurará la temporada de invierno con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata.

Finalmente, el 30 de enero ofrecerá una clase magistral a alumnos de la Facultad de Música de la UNAM, el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela Superior de Música y la Escuela de Música Vida y Movimiento.

En el Festival Internacional de Piano, que terminará el 17 de febrero, también participarán como invitados los rusos Dmitry Masleev y Alekséi Volodin, así como la mexicana Guadalupe Parrondo. Además, varios intérpretes nacionales ofrecerán recitales en la sala Carlos Chávez.