Bogotá. Miles de colombianos vestidos de blanco salieron a las calles este domingo para condenar la violencia, luego de que un coche bomba estalló en una academia de policía en Bogotá el jueves pasado con saldo de 21 muertos y decenas de heridos.

En medio de fuertes medidas de seguridad y gritos de: Abajo al terrorismo y No más violencia, la multitud llegó a la Plaza Bolívar, en Bogotá, donde fue recibida por el presidente Iván Duque, quien lució una gorra policial en honor a las víctimas del ataque del jueves, el más mortífero en Colombia en 15 años.

El presidente llamó a condenar la violencia, rechazar el terrorismo e invitó a Colombia a unirse en una sola voz para rechazar estos actos y rendir un homenaje a nuestros héroes, a sus familias; personas que sufren y que hoy nosotros los acompañamos en ese dolor, aseveró Duque, aliado del ex presidente ultraderechista Álvaro Uribe, quien rechaza los acuerdos de paz firmados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“Pero también los acompañamos –continuó– para decirles que Colombia se levanta, que el país se va a unir para derrotar esta amenaza y hoy le decimos al mundo que nada nos va a doblegar, que unidos como nación somos invencibles”, expresó el mandatario.

Entre los dirigentes políticos que participaron en la marcha llamó la atención la presencia del ex presidente Juan Manuel Santos, quien firmó los acuerdos de paz con las FARC y está retirado de la actividad política tras su salida del poder, en agosto.

El ex mandatario evitó referirse a la decisión de Duque de terminar el diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), al que el gobierno atribuyó el ataque.

El país necesita unirse, dejar atrás la polarización y unirse en torno a una causa importante que es el no a la violencia y no al terrorismo, apuntó.

Manifestantes jóvenes y viejos por igual abrazaron espontáneamente a numerosos policías a lo largo de la ruta de la marcha.

Queremos hacerles sentir que la policía no está sola, dijo Jenny Buitrago, de 32 años, quien vistió a sus tres pequeños hijos con atuendos de policías en señal de solidaridad.

Las autoridades han atribuido el ataque al ELN, la última guerrilla restante en el país tras el acuerdo de paz del 2016 entre el gobierno y las FARC. Hasta ahora esa organización insurgente no se ha pronunciado sobre el ataque.

Duque ha pedido a Cuba que arreste a 10 comandantes rebeldes que han estado viviendo en la isla con su permiso en un fallido intento de impulsar conversaciones de paz.

Cuba, que condenó el ataque, respondió que está obligada a respetar el protocolo firmado por el predecesor de Duque que permite a los negociadores dejar la isla en caso de una ruptura de las negociaciones.

Analistas destacaron que para un sector importante de la sociedad colombiana persiste la pregunta de cómo fue que el gobierno identificó tan rápido los restos del presunto atacante suicida como José Aldemar Rojas, a quien el gobierno señaló como experto en explosivos vinculado al ELN. También destacan que anteriormente no se había registrado un atentado suicida en Colombia, modus operandi que no ha sido aplicado por las guerrillas.

Las marchas de este domingo en todo el país fueron promovidas como una muestra no partidista de unidad contra la violencia. Pero las personas indignadas que marcharon en Bogotá gritaron lemas conservadores sobre ley y orden y no mostraron interés en preservar lo que queda de un proceso de paz con el ELN que comenzó en 2017 bajo mediación de Cuba, Noruega, Venezuela y Chile.

Hubo movilizaciones similares en otras ciudades del país, mientras desde el Vaticano el papa Francisco rezó por la paz en Colmbia y manifestó su pesar por el bombazo en la escuela de policía.